Francia quiere dar un paso al frente en la regulación de la pornografía. Como ya hemos señalado en un post anterior, una comisión del Senado ha ido llamando a expertos en los últimos meses para presentar datos y estudios. Entre otras voces, la asociación DeClic, entidad unida a Dale Una Vuelta, presentó su informe hace apenas tres meses.

Además, desde el gobierno francés y con el apoyo explícito del presidente Macron, se está urgiendo a cinco grandes portales de pornografía a que establezcan un sistema de verificación de edad que prohíba el acceso a menores. No está siendo un camino de rosas: los retrasos en la aplicación de estas normas y los recursos interpuestos son huidas hacia adelante con la intención de posponer esas medidas.

Y ahora llega un tercer golpe. Un contundente informe elaborado por cuatro senadoras sobre las plataformas de pornografía, denuncia la explotación sexual de mujeres, la violencia continua y la exposición de menores de edad a contenidos traumatizantes. Como señala la emisora francesa RF1 (1), el informe emplaza al gobierno galo a que la lucha contra la violencia del porno sea una prioridad. «Queremos provocar un electroshock» afirma la delegación por los derechos de la mujer del Senado (2).

“Los productores no temen explotar la vulnerabilidad económica y psicológica de las jóvenes y filmar en condiciones deplorables”, señalan. Frente a la violencia de estas producciones, piden que se refuercen las penas contra los responsables de esta industria, así como, por ejemplo, suprimir los videos gratuitos cuando sus protagonistas lo solicitan. Hoy día, si una mujer que aparece en uno de esos vídeos pide su supresión, los productores la extorsionan y exigen pagar entre 3. 000 y 5.000 euros, “diez veces de lo que obtuvo de remuneración por la escena”, señalan las senadoras.

Dos tercios de los menores han visto pornografía

Las senadoras también formulan propuestas para impedir que los menores de edad accedan al porno en Internet, medidas que existen, pero no se aplican. “Dos tercios de los menores de 15 años han visto porno”, y casi un tercio de ellos visitan un sitio porno al menos una vez al mes, señala el informe. La publicación de este reporte coincide con la detención de tres actores y un director de porno francés. Los hombres fueron detenidos en el marco de una investigación iniciada hace dos años sobre agresiones sexuales a actrices.

Los investigadores intentan aclarar en qué medida las jóvenes consentían participar en las escenas ya que en algunas grabaciones se oponían de forma explícita a las prácticas que se les imponían.

Como reconoce el diario Le Monde (2), la falta de interés de los hombres por este asunto no es casual, según las ponentes de este informe, Laurence Rossignol, vicepresidenta socialista del Senado, junto con otros tres miembros de la delegación de derechos de la mujer de la cámara, Annick Billon (Unión de Demócratas e Independientes, Vendée), Alexandra Borchio-Fontimp (Les Républicains, Alpes-Maritimes) y Laurence Cohen (Partido Comunista, Val-de-Marne).

Como señalan en su prólogo, el objetivo es «abrir por fin los ojos a todo el mundo sobre este sistema de violencia», ilustrado por el extenso asunto del «Bukkake francés», llamado así por la página web de Pascal Ollitrault, por el que se abrió una investigación judicial en octubre de 2020 por «tráfico de seres humanos, violación en grupo, proxenetismo agravado»; pero también «iniciar un debate público sobre las prácticas de la industria del porno y sobre su propia existencia».

«Dejar de mirar para otro lado»

Para las ponentes, «debemos ser conscientes de que se trata de un problema de política pública, debemos dejar de mirar para otro lado». En Francia, la Autoridad Reguladora de la Comunicación Audiovisual y Digital (Arcom) calcula que 19,3 millones de personas (un tercio de los internautas) consultan porno online, y que los menores representan el 12% de esta audiencia. Si bien esta masificación ha hecho el negocio de unos pocos grandes grupos -en primer lugar, el gigante canadiense MindGeek (Pornhub, Redtube, YouPorn…) y, en Francia, los grupos Ares (Jacquie et Michel) y Dorcel-, también ha provocado una casualización masiva de los demás actores de la industria, en primer lugar las actrices, según el diario francés.

La escenificación de la violación y la erotización de la violencia sexual forman parte de este sistema de dominación y violencia contra las mujeres. Varios estudios demuestran que estas prácticas representan el 90% de la pornografía consumida. «Existe el porno «ético», pero representa el 0,001% del mercado, y no es lo que buscan los consumidores», señala Laurence Rossignol.

Dentro de este porno «duro», una buena parte de las producciones tienen la etiqueta de «amateur», en la que las mujeres no son actrices sino «colaboradoras ocasionales», como modestamente responden desde el grupo Ares, quienes afirman ser un simple distribuidor y no se responsabilizan de las condiciones de rodaje. Los ponentes rechazan este argumento «cínico», al considerar que «la condición de simple distribuidor no exime a los directivos del grupo Ares de sus responsabilidades frente a las presuntas víctimas de las producciones difundidas en los sitios propiedad del grupo». Señalan la ausencia de contratos de estatuto o de trabajo para las actrices pornográficas, que la mayoría de las veces deben conformarse con un documento de cesión de sus derechos de imagen. Una imagen que, una vez filmada y difundida, es difícil de eliminar, cuando los productores no exigen grandes sumas de dinero a cambio de la retirada del vídeo

En definitiva, la propuesta francesa consta de veinte propuestas, entre ellas reforzar las competencias de Arcom para denunciar y sancionar administrativamente a los sitios infractores; reforzar los mecanismos de control de edad; y facilitar la retirada de los vídeos a las personas filmadas. Pero van más allá y se preguntan en sus conclusiones si es razonable «seguir tolerando la existencia de una industria que genera tal violencia y abuso contra las mujeres (…), que puede tener consecuencias desastrosas en la construcción de la identidad sexual de los jóvenes».

Y por supuesto, con profundas consecuencias en la psique y en la representación de la sexualidad y de la mujer.

 

Referencias

(1) RF1, 27 de septiembre de 2022

(2) Le Monde, 27 de septiembre de 2022