Aitana, nada menos que Aitana. De entrada, un aplauso. No es normal hablar abiertamente de casi nada, y menos de pornografía. Todavía más difícil es reconocer esta conducta. «He consumido porno desde pequeña», dice sin reparos en el largo reportaje del último número de Vogue, donde también habla, entre muchos temas, de su depresión, de la relación con sus padres y de su nuevo disco Cuarto Azul.
La cantante, volvemos a la pornografía, sabe dónde quiere llegar. «Y claro, se me creaba una imagen de lo que era el sexo muy distinta a la que podías ver en una película, donde el tono no suele ser tan explícito y agresivo».
«Es muy peligroso ese mensaje», concluye así su breve discurso sobre el porno, antes de hablar de educación sexual, de lo agradecida que está porque con 11 o 12 años su madre lo tratara con naturalidad. «De hecho, me gusta hablar de sexo como algo que no sea tabú. Me considero una persona muy sexual y muy sensual. Me gusta mucho disfrutar del sexo con alguien a quien quieres. Lo he hablado siempre en mis canciones. Desde el respeto, porque hay muchas canciones del género urbano que no hablan desde el respeto», comenta a Vogue.
En Dale Una Vuelta comprobamos, día tras día, los efectos de la pornografía. En menores y en adultos. En hombres y, cada vez más, en mujeres. En solteros y casados. En la izquierda, el centro y la derecha. El mensaje “es muy peligroso” cuando hay violencia, por supuesto. También puede serlo si tiene consecuencias en la salud sexual, la salud mental y en la salud emocional, en el corazón y en los afectos de quien consume sexo como quien consume otro producto. Este acceso a contenidos explícitos efectivamente va creando una imagen de lo que significa la sexualidad.
Ciertamente el primer paso -bien, Aitana- es eliminar el tabú. Hablar abiertamente de cómo el consumo de pornografía distorsiona la visión que se tiene de la sexualidad y cómo la principal afectada es la mujer. Al mismo tiempo, desde Dale Una Vuelta recomendamos hablar con claridad, en el momento adecuado, de manera gradual, sin forzar, llamando a las cosas por su nombre, con una visión sana y responsable de todo lo que rodea al sexo. Incluso con pudor, una palabra casi desterrada, que en ocasiones por error se identifica con la vergüenza o el tabú.
La delgada línea entre lo sexual y lo pornográfico
A pesar de que algunas personas creen que no es un referente adecuado para la juventud por algunas de sus coreografías sensuales, ella considera que no está hipersexualizada. En 2023 suscitó una polémica por la coreografía de una de sus canciones. «No tenía ni idea de que se fuese a liar de la forma en la que se lió. Para mí, era una cuestión de dar libertad artística a mi coreógrafo para crear en función de la canción que estaba escuchando. Si fuese algo superobsceno, pues a lo mejor no sería mi estilo. Pero me pareció precioso. Me dio rabia».
No es fácil, o no es siquiera posible muchas veces, distinguir lo hipersexual de lo sensual, lo obsceno de lo pornográfico, lo erótico de lo artístico, y quizá menos aún en la música o en un baile. Parece evidente que a parte de la industria musical le interesa subir la temperatura, la carga sexual, para viralizar y vender. Nada nuevo bajo el sol. ¿Hasta qué punto se busca excitar, provocar? Solo ella, en parte, lo sabe.
“De hecho, me hace tanta gracia el tabú que hay con el sexo, que muchas veces estoy en una comida con gente que apenas conozco y les digo: ‘A ver, posiciones favoritas’. Ellos se quedan como: ‘¿Perdón?’. Pero a mí me parece un tema muy divertido. Que sí, para mí también es íntimo. No lo compartiría con cualquier persona. Porque es un intercambio de energías muy heavy. Tienes a alguien dentro de ti. Literalmente. Pero tiene que dejar de ser un asunto tan tabú, porque eso es lo que lo estigmatiza”, sigue comentando Aitana. Quizá es un poco, como dice ella, ambivalente y contradictoria. Le gusta y aprecia la intimidad, pero también le gusta omitirla en favor de la naturalidad y espontaneidad.
Aitana, gracias por tu valentía, por intentar expresar lo que realmente sientes, también con tus propias contradicciones, como reconoces («a veces me encuentro en un lado y en otro. (…) Intentaré ser coherente, sí»).
Desde este pequeño espacio, te lanzamos una propuesta: ser embajadora de Dale Una Vuelta para seguir contando a millones de personas, sobre todo menores, a todos y todas tus fans esparcidos por el mundo, por qué es mejor vivir lejos del porno y transmitir los efectos que lleva consigo.
Y así, vivir Mon amour, con amor, con todas sus letras.
Referencias:
ELLE: https://www.elle.com/es/living/ocio-cultura/a45442527/coreografia-aitana-baile-sexualizacion/
Bueno, no me queda claro que ella tenga la convicción de que es mejor vivir lejos del porno, parece un poco ambiguo.
Me llama la atención que no vea que realmente está hipersexualizada. Por lo menos, bajo mi punto de vista, esa coreografía no es sensual, sí sexual.
No me parece del todo lógico que se transmita que es ejemplo de algo cuando es un producto hipersexualizado, con esas indumentarias y bailes da mucha pena, es joven y por dinero lo que haga falta pero yo no alzo ni un solo bravo por ella pues la considero.un ejemplo claro de muchas cosas menos de ejemplarizante