Relaciones sexuales interminables, cuerpos esculpidos y perfectos, respuestas sexuales eternas, este es el menú del día de la pornografía. Una imagen que dista tanto de la realidad, que da que pensar sobre la posible influencia de esta “ciencia ficción del sexo” en las relaciones sexuales de la persona que consume pornografía.

Desde nuestro equipo de investigación, nos hemos propuesto descubrir cómo influye el consumo de pornografía en las relaciones sexuales. Hemos analizado los datos de más de 500 personas sobre la influencia de la pornografía en diferentes variables y podemos sacar algunos conclusiones interesantes:

A mayor consumo de pornografía, mayores son las expectativas sobre el sexo real.Parece lógico que, si pongo el listón muy alto para conseguir algo, cuando me enfrente a la relación sexual de carne y hueso, lo tenga un poco más difícil. En el caso de la pornografía online, el listón no es alto: es inalcanzable.

A mayor consumo de pornografía, menor satisfacción sexual. Entonces… ¿Si veo porno disfruto menos del sexo? ¿Pero no se supone que era al revés? ¿O quizás eso es lo que nos quiere hacer creer la industria pornográfica para ganar más dinero? Parece que en nuestros participantes un mayor consumo de pornografía produce un menor disfrute de sus relaciones sexuales. A pesar de lo que se pueda oír en la calle, puede ser que la pornografía no es un componente que ayude a disfrutar de una sexualidad sana.

Más pornografía, más comparación de mi cuerpo. El 44% de los participantes refieren comparar sus cuerpos, en concreto el tamaño de los genitales, con el de los actores y actrices de los vídeos pornográficos. Debido a este culto a un cuerpo irrealmente perfecto, la pornografía puede tener un efecto en la autoestima de las personas, deteriorando el concepto que tienen sobre sí mismas. De esta manera, al pensar que no poseen un cuerpo como el de los vídeos pornográficos pueden sentir que no son tan válidos para la relación sexual como los demás, creando un auto-concepto de inferioridad.

Si aumenta la frecuencia de consumo, aumenta mi ansiedad sexual. Si me relaciono de forma robótica a nivel sexual, puede resultar difícil entablar una relación sexual real. El cuerpo aprende sobre la sexualidad a través de un ordenador y sin un componente afectivo-relacional, por lo que una relación sexual real puede convertirse en todo un reto para las personas que más consumen pornografía.

Personas reales, datos reales, consecuencias reales. Esta es la manera en la que la pornografía puede afectar a la persona que la consume. Los datos reflejan que no a todos les afecta por igual, sin embargo, la pregunta queda en el aire: ¿qué están aprendiendo nuestros jóvenes sobre las relaciones sexuales?