Tenía que llegar y llegó. Hace unos días Netflix lanzaba un nuevo producto titulado Hasta el fondo. La historia de Pornhub. En Dale Una Vuelta evitamos, por principio, poner ejemplos de sitios web directamente pornográficos, pero en este caso nos parecía inevitable hacer una excepción.

A lo largo del documental, diferentes personas son entrevistadas acerca de cómo es la plataforma Pornhub desde dentro. El principal problema que se relata es, como es lógico, el contenido. Según la plataforma, los vídeos producidos por ellos son «éticos» y los «trabajadores sexuales» tienes buenas condiciones laborales. No obstante, es necesario recordar que no hay únicamente vídeos producidos por esta plataforma o creados por actores o actrices verificados que trabajan por cuenta propia. Para subir contenido hay dos opciones: ser una cuenta verificada, a través de un documento de identidad, o una cuenta no verificada en la que solo piden email y contraseña. Los «trabajadores sexuales» suben su contenido personal en su cuenta verificada. Los usuarios con cuenta no verificada pueden subir todo tipo de vídeos a Pornhub siempre y cuando no los moneticen. Como consecuencia, los usuarios pueden subir cualquier contenido sin ser localizados, incluso en caso de subir un vídeo ilícito. La empresa tiene un descontrol total sobre lo publicado.

El portal cuenta con millones de vídeos, la mayoría han sido subidos por usuarios sin verificar. Esto significa que pueden ser productos de otras plataformas, vídeos en los que se mantienen relaciones sexuales sin consentimiento e incluso pornografía infantil. A lo largo del documental se menciona que hasta 30 mujeres denunciaron a la plataforma porque habían subido contenido suyo sin su consentimiento. Algunas de ellas eran menores y su pareja había sido quien había subido el vídeo. Las víctimas enviaron emails a Pornhub pidiendo que borraran sus vídeos, pero la plataforma tardó semanas en responder. Finalmente se borraba el vídeo, pero sólo el video, no el resto de datos; es decir, si alguien buscaba la url del vídeo, aunque aparecía que no estaba disponible, se leía el título, los comentarios, las etiquetas y sugerencias de vídeos similares. Por eso, la solución servía de poco ya que el vídeo volvía a subirse a Pornhub y había que volver a empezar el largo proceso, además, también estaba en otras plataformas porque podía descargarse. El vídeo siempre estaría en internet.

Durante el documental se cita a Trafficking Hub, un movimiento muy activo en redes sociales, a favor del cierre de la plataforma pornográfica por los numerosos escándalos denunciados. A través de una demanda puso en una situación comprometida a Pornhub. Durante este proceso, el portal tuvo que eliminar entre 9 y 10 millones de vídeos, dejando solo los verificados. Además, aceptó las tres condiciones que se sugerían en el reportaje de Nicholas Kristoff, periodista de The New York Times, quien investigó la plataforma y contactó con algunas víctimas. Este artículo ha tenido una importante repercusión. Las condiciones citadas eran estas: 1) Sólo pueden subir videos usuarios verificados, 2) Impedir la descarga de videos y 3) Tener más control del contenido subido. Tras la polémica, Visa y Mastercard retiraron el permiso para pagar con sus tarjetas en Pornhub. Esta decisión no supuso grandes problemas para la plataforma ya que sus ingresos provienen sobre todo de la publicidad. Los grandes perjudicados fueron los performers. Los trabajadores declararon que Pornhub les ha hecho dependientes de la plataforma para que les defiendan. La nueva situación legal no afectaba a la plataforma millonaria ni a las personas que subían vídeos ilegales sino a los trabajadores sexuales que querían trabajar ahí y daban su consentimiento para ello.

Moderadores, solos ante el peligro

Por último, se da voz al colectivo de «moderadores» de la plataforma. Ante la problemática de que pasen desapercibidos tantos videos ilegales e inapropiados, un moderador da su versión. Comenta que en su trabajo deben controlar que no haya vídeos de menores ni de relaciones sin consentimiento. Una labor muy importante para la que sólo tenían contratadas a 30 personas y cada una debía ver aproximadamente entre 800 y 1000 vídeos durante su jornada laboral de 8 horas. Los jefes pidieron que vieran más videos, como consecuencia, veían videos a doble velocidad, saltando partes y sin sonido. No es de extrañar que no pudieran hacer bien su trabajo y se aceptaran muchos videos ilícitos. Declaran que la plataforma no se preocupó por esta problemática hasta que les pillaron y tuvieron problemas.

El documental concluye dando un dato aterrador, diariamente reciben 70.000 denuncias sobre videos problemáticos, parece que este problema no sólo afecta a Pornhub sino a otras plataformas. A modo de conclusión, se puede añadir que esta plataforma mundialmente conocida ha permitido un contenido lleno de abusos en su catálogo hasta que han sido obligados a borrar cosas. Lo han permitido y han mirado hacia otro lado ante esta situación. Podrían haber puesto más moderadores y más medidas de control, tienen medios para ello, pero no les interesaba. Las personas que han difundido vídeos de menores no han tenido consecuencias y siguen haciéndolo en otras páginas web. Las únicas personas que han sufrido consecuencias han sido las víctimas de vídeos filtrados y los trabajadores sexuales que dependen de la plataforma. Es evidente que Pornhub y otras web similares abusan de su situación y no toman medidas, aprovechando que Internet es difícil de controlar, a pesar de poder hacer mucho más para evitar estas situaciones.

En definitiva, un documental que procura ser objetivo y neutral, donde se relata lo que ya se había contado de una manera u otra en diferentes medios e investigaciones a lo largo de los tres últimos años.