La curiosidad se convierte en hábito y el hábito en adicción a mucha más velocidad de lo que pensamos. Ahora sabemos, a través de la neurociencia, que la pornografía es una sustancia adictiva similar a las drogas y al alcohol. El instinto sexual hiperestimulado se adueña de la voluntad del hombre.

El adicto a la pornografía necesita cada vez material más “fuerte” para conseguir la misma excitación; por lo tanto, su sensibilidad se ve afectada. Este consumo perjudicial crece y crece mientras la sociedad calla y parece haberlo aceptado como un entretenimiento más en la vida del ser humano.

Es sabido que el número de hombres (hasta el momento parece ser un problema principalmente masculino) con problemas de consumo se ha disparado de modo exponencial, lo cual genera un gran sufrimiento al adicto y a su entorno, problemas de concentración, deterioro en sus relaciones e interacciones con los demás, problemas de conducta devastadores para la vida afectiva y familiar, insatisfacción con el sexo real, desconexión emocional con su pareja, además de sentimientos de angustia y vergüenza.

Conscientes de la importancia del tema, enumeramos de modo muy claro y sencillo tres pautas básicas para salir del porno sea cual sea tu edad y tu situación:

1. Acepta que tienes un problema. Una vez que tomas conciencia de que tienes un problema has recorrido la parte más importante del camino. Ver porno no es una distracción más, sino una conducta que afecta a tu vida y que deteriora tus relaciones y tu sensibilidad.

2. Busca ayuda y habla. Necesitas sincerarte con alguien que pueda entenderte y ayudarte en un camino que no será fácil. Un amigo, un terapeuta, un psicólogo, un familiar. Aunque sea doloroso y vergonzoso, habla. El silencio y el aislamiento alimentan la adicción.

3. Haz deporte. El ejercicio ayuda de una forma clara en cualquier adicción, pero especialmente en la adicción a la pornografía. Cualquier deporte vale pero lo más sencillo es calzarte las zapatillas y salir a correr. Cada vez que sientas la pulsión irrefrenable de ver pornografía, ponte las zapatillas y corre 10-15 minutos desde el portal de tu casa en cualquier dirección. La ansiedad bajará drásticamente al terminar.

Sugestiónate para que la carrera no sea una huida. Puedes informarte sobre los beneficios de correr 15 minutos a alta intensidad. Trata de disfrutar de tu carrera. Piensa que vas a ponerte en forma además de superar tu adicción, etc.

Sin ánimo de caer en el hábito de la literatura de autoayuda de crear “listas mágicas”, estos consejos también pueden ayudarte:

  • Lista de alternativas inmediatas para cuando sientas el impulso de ver pornografía cuando la opción del deporte no sea factible.
  • Hacer algo por los demás para superar tu aislamiento y soledad. Apuntarte a cualquier actividad que suponga estar en grupo e interactuar con otras personas.
  • Destruir todo el material adquirido y poner un filtro a tu ordenador. Es fácil quitarlo pero tienes que quitarlo y ese proceso, aunque sea muy sencillo, te recordará que has reconocido que tienes un problema contra el que quieres luchar.
  • Anotar los días que transcurren libres de pornografía como hitos a celebrar y celébralos. Celebra cada día libre de adicción con algo que te guste especialmente, es decir, recompénsate.
  • Compra y lee un libro sobre la influencia de la pornografía. Te ayudará a mantenerte firme en tu decisión. Hay excelente material en el mercado. Podemos aconsejarte dependiendo de la edad e interés.
  • Cuando caigas, levántate. Una regla de oro universal, que no conviene olvidar. Merece la pena.

Con todo, el recurso más importante que tendrás será la perseverancia, pues esto llevará tiempo y mucho aprendizaje. Vas a recuperar la capacidad de controlar tus impulsos, emociones, y decisiones y, si además corres como te hemos indicado arriba, vas a ponerte muy en forma.

Y, sobre todo, vas a recuperar tu capacidad de amar, de sentir, de ser libre, y vas a sembrar el terreno para tener en el futuro una relación sexual sana, plena y REAL.

Deja el porno por Navidad. Será tu mejor regalo. Te lo mereces.

¡Feliz Navidad!