La violencia sexual no solo está a la orden del día, sino que, además, está siendo grabada y retransmitida, para revictimización de las víctimas y lucro de una industria que no solo trata a las personas como objetos de consumo sexual, sino que genera adictos a un contenido que normaliza y blanquea estos abusos.
Pero muchas veces, donde la oscuridad es más profunda también la luz puede llegar a brillar más intensamente. Es el caso de la estadounidense Laila Mickelwait, quien está poniendo contra las cuerdas a Pornhub -la mayor plataforma de pornografía gratuita del mundo- por beneficiarse del dolor y el horror de la violencia sexual. Esta mujer ha conseguido no solo que PornHub borre la mayor parte de su contenido, sino llevar a sus responsables a los juzgados de EE.UU con cargos por sacar rédito económico de tráfico sexual. Esa es la historia de su libro “Takedown: Inside the Fight to Shut Down Pornhub for Child Abuse, Rape, and Sex Trafficking” (2024).
Detrás del gigante…
Su cruzada cibernética comenzó en 2020 cuando Mickelwait descubrió la incontable cantidad de vídeos alojados en la plataforma que contenían distintos tipos de violencia sexual como abuso infantil, violaciones, pornovenganza, etc. Su descubrimiento le llevó a la siguiente pregunta: ¿Cómo era posible que todo ese contenido acabara volcado en Pornhub? Fue así como decidió testear ella misma la web, comprobando su falta de seguridad y verificación. En apenas unos minutos, cualquier persona podía subir todo tipo de contenido audiovisual. Así de fácil.
Muchas de estas filmaciones de violencia sexual alcanzaron miles de visitas durante años a pesar incluso de que las propias víctimas solicitaran su retirada –una política deliberada de esta plataforma consistía en que un vídeo solo sería revisado si llegaba a 15 avisos de la comunidad para chequearlo-. Pero PornHub nunca ha tenido interés en verificar, porque su interés era mantener el tráfico y las ganancias. El precio a pagar por el porno gratuito era la revictimización, la distorsión de la sexualidad y la adicción al uso y abuso. Y el beneficio para la plataforma era seguir ingresando billetes gracias a sus anunciantes y a través de la involucración de sistemas de pago como Visa y MasterCard. La conclusión de Mickelwait ante los hechos es clara: “PornHub es una escena del crimen”.
Aunque la fundadora del movimiento #TraffikingHub explica desde el principio que no se declara abolicionista de la pornografía en sí misma, vio claramente el maltrato detrás de lo que especialistas en sexualidad y colectivos feministas denuncian constantemente: títulos abusivos y vejatorios que hablan directamente y sin el menor pudor de violencia sexual, maltrato, pederastia, y un largo etc. Un abuso que no se esconde, a la vista de todos y que, pese a campañas como esta, se sigue visualizando y extendiendo.
Una invitación a ser parte del cambio
El libro describe, junto con los orígenes y motivaciones de esta gesta moderna, el arduo y prolongado proceso de investigación de Mickelwait. Además de una trepidante narración, y de una estremecedora a la par que apasionante batalla contra la violencia y el tráfico sexual, Takedown es el testimonio inspirador de una mujer armada de valentía, fuerza interior, perseverancia y sincera búsqueda de justicia ante la avalancha de violencia que todos los días se sigue desplegando en la red. La suya es una mirada para concienciar sobre un problema de violencia global y un activismo incansable por las víctimas.
Dedicada en cuerpo y alma a desenmascarar las turbiedades del negocio, su objetivo es tumbar el contenido de la plataforma de pornografía más vista a nivel mundial. Además de todos los trámites legales puestos en marcha, Mickelwait está recogiendo firmas de países de todo el mundo para cerrar Pornhub a través de la siguiente petición en su página web: Traffickinghub Petition – Shut Down Pornhub #Traffickinghub. Os invitamos a colaborar en esta petición y ser parte del cambio. Ya lo decíamos: #StopPornStartSex
Mariaje Ruiz, colaboradora editorial de Dale Una Vuelta
Mi enhorabuena, Mariaje, por este excelente texto. Un abrazo!