Y, de repente, la palabra «pornografía» apareció en el Congreso de los Diputados de España. El pasado 31 de enero, Dale Una Vuelta compareció, en la persona de Alejandro Villena, director clínico y de investigación de nuestra asociación, para hablar sobre el uso de pornografía, adolescencia y vinculación con la violencia sexual y de género, en el marco de una Subcomisión para la renovación y actualización del Pacto de Estado en materia de violencia de género.

En este artículo, únicamente nos centraremos en las propuestas finales, ofrecidas a nuestros políticos para que hagan su trabajo del mejor modo posible en un escenario prácticamente virgen. Antes de citar dichas recomendaciones, repasemos algunos datos generales, ofrecidos en dicha compareciencia, sobre el consumo de pornografía en España y a nivel internacional, para hacernos una idea de la magnitud del fenómeno.

  • En España según uno de los estudios más importantes realizados por la Universidad de las Islas Baleares, la edad media para el primer contacto con la pornografía en los menores se encuentra entre los 9-11 años. Otros estudios internacionales indican que es alrededor de los 12. El consumo se vuelve más frecuente a los 13 años en los chicos y a partir de los 15 en las chicas.
  • Un dato que llama la atención es que más del 30% de los adolescentes acceden a la pornografía de forma accidental. Esto se debe al fácil acceso de la tecnología, a la falta de regulación de estos contenidos y al desconocimiento sobre el tema de las familias.
  • Para que se hagan una idea, en un único portal web pornográfico se reciben 83.116.800 búsquedas diarias. Si quisiéramos ver toda la pornografía que hay en internet necesitaríamos más de 130 años para ver todo el material disponible a día de hoy.
  • Respecto a los contenidos en los últimos años se observan categorías que se consideran comunes como: la porno venganza, violaciones grupales o incestos. Antes de venir a esta comparecencia he introducido simplemente las palabras “violación grupal porno” en Google y aparecen 316.000 resultados en 0,31 segundos con páginas que alardean con títulos como: “las mejores violaciones grupales”  “violación grupal porno de alta calidad” “abuso grupal” “violación grupal brutal”. Si alguien se atreve puede buscarlo.
  • Por otro lado, cuando hablamos de educación afectivo-sexual con los adolescentes: se observa que el 77% de los adolescentes nunca ha hablado sobre pornografía con sus familias y el 50% nunca ha hablado sobre sexualidad. Ya que nadie lo hace la pornografía se convierte en la profesora de la sexualidad para estos chicos y chicas.

Si ponemos el foco en los menores, las familias y el ámbito educativo, Villena desplegó esta relación de medidas que, con un desarrollo posterior, pueden ser útiles para mejorar la afectividad y sexualidad en nuestra sociedad :

  1. Desarrollar materiales útiles para que las familias puedan abordar estos contenidos con sus hijos e hijas.
  2. Formar al profesorado para que sea capaz de detectar este tipo de dificultades en el colegio y anticiparse a futuros problemas.
  3. Diseñar campañas de concienciación y sensibilización para la población general.
  4. Implementar recursos para tener en cuenta, en atención primaria, sobre el uso problemático de pornografía en los menores.
  5. Desarrollar protocolos de intervención para ayudar a adolescentes que estén en riesgo en los colegios, al igual que se hace con el suicidio, por ejemplo.
  6. Buscar vías de protección a los menores. Como ha propuesto Reino Unido y Francia o como ya ha implantado el Estado de Luisiana (ha realizado un sistema de verificación anónimo de edad a través del carnet de conducir y el DNI en internet para las páginas que tengan más de un 33% de contenido sexual explícito). La Ley de Servicios Digitales propuesta por el Parlamento Europeo ya hablaba de “la regulación del contenido nocivo para los menores que puedan no ser ilegales o que incluyan desinformación”, así que existe un marco legal para hacerlo.
  7. Establecer programas de educación afectivo-sexual basados en la evidencia científica y que demuestren su eficacia para orientar a las personas en los aspectos más básicos de la sexualidad: desarrollar el mundo afectivo, trabajar la empatía y el respeto, el manejo de la tecnología, los riesgos de la pornografía, la responsabilidad afectiva, romper con los estereotipos de género y desarrollar una ética de la sexualidad. En definitiva, desfocalizar la sexualidad del placer a toda costa y centrarse en que la persona se construya desde dentro y en relaciones sanas y libres.
  8. Negociar para llegar a puntos de acuerdos en “contenidos mínimos y básicos” entre los diferentes partidos políticos aquí presentes para asentar unas bases en los programas afectivo-sexuales que se fundamenten en la ciencia.
  9. Potenciar el ámbito de la investigación nacional en este tema y ofrecer ayudas para conocer la situación actual del país e identificar áreas de mejora.
  10. Hacer de la lucha contra la mercantilización del cuerpo de la mujer y contra las violencia en la pornografía una prioridad de política pública.
  11. Establecer un organismo de regulación de contenidos en internet especializados en sexualidad que pueda: 1) detectar vídeos de violencia a la mujer y pedofilia; 2) sancionar a los productores de dichos vídeos y 3) establecer una verificación de edad de forma externa a las páginas pornográficas.
  12. Imponer a las operadoras telefónicas que instalen de facto un filtro cuando se trata de un abono internet para el uso de un adolescente (realizada en el senado francés).

La mayoría de estas acciones deberían tener un carácter transversal, tanto en materia sanitaria, como en las políticas de igualdad, así como en las políticas de protección de los menores.