Internet es una herramienta maravillosa si se usa correctamente; sin embargo, para poder explotar todos los recursos y oportunidades que ofrece, se requiere un grado de madurez, responsabilidad y cuidado que no toda la población con acceso a la red posee, lo que puede derivar en una serie de problemas para los usuarios.

Los menores son el grupo demográfico más desprotegido ya que aún están en fase de crecimiento y desarrollo, por lo que en ocasiones no son capaces de evitar las “trampas” que los delincuentes colocan por la red, haciendo de su uso un peligro en potencia. Tanto los padres como los profesores son los encargados de educar y orientar al menor para permitir su completo desarrollo; no de una forma que le asuste o le haga temer internet, sino de una manera que le permita aprender y conocer. De este modo se logra hacer de internet un espacio más seguro al ayudarles a identificar las amenazas y poder hacerlas frente. ¿Pero cómo se puede llevar a cabo?

Afortunadamente en España contamos con legislación para la protección de menores que permite lidiar con sus necesidades y los problemas a los que se pueden exponer. Ejemplos de ello son la Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor que busca garantizar el derecho de los menores a desarrollarse completamente bajo un marco que proteja sus intereses superiores en función de su edad y madurez para ayudar al tránsito a la edad adulta y al disfrute y aprendizaje de la infancia.

1. Comunicación abierta y segura

Es esencial que el menor se sienta seguro a la hora de hablar con el padre-madre/docente ya que a través de una relación de confianza es más sencillo monitorizar al menor sin que se dé cuenta, ya que puede hacerse, por ejemplo, a través de una conversación casual acerca de sus actividades en línea. Se logra a su vez que el menor no se sienta atosigado ni que busque la necesidad de ocultar información al respecto, pues existe una confianza y reciprocidad que le aporta seguridad. Además, permite advertir al menor, así como enseñarle acerca de los peligros de la web, asegurándose que la información cala ya que el padre/profesor actúa como una figura “no intrusiva” en la vida del menor sino como refuerzo y punto de apoyo al que acudirá en busca de guía y consulta, tanto positiva como negativa.

No hay que olvidar que otros menores pueden tener acceso ilimitado a la red por lo que pueden mostrar imágenes, vídeos o aplicaciones a otros con acceso limitado. Es importante hablarlo con el menor y enseñarle por qué eso no es correcto ni seguro, y ayudarle a entender el porqué de su protección, para que la relación entre ambos sea más colaborativa y menos persecutoria.

2. Supervisión y control

Igual de importante es lidiar con el problema de superficie que el menor puede identificar (como en el caso superior) como asegurarse que las libertades de acceso y uso que el menor tiene en la red se están ejerciendo como corresponde acorde con su edad. No es lo mismo lidiar con un chico de 16 años que con un niño de 12, el grado de madurez y de aprendizaje que han ido adquiriendo es distinto y por tanto la metodología para asegurar su protección debe ser adecuada. Es importante que los padres y profesores establezcan reglas claras sobre el uso de Internet y redes sociales en casa o la escuela, y que los menores entiendan de dónde proceden estas normas y las consecuencias si no se respetan.

El control parental del móvil sigue siendo eficaz, pero los menores acaban por encontrar maneras de sortearlo. Por este motivo, recurrir a aplicaciones o herramientas externas siempre es una mejor opción para monitorizar (o incluso bloquear) aplicaciones, páginas web… Los padres y profesores deben enseñar la importancia de la privacidad al menor y todo lo que de ella deriva, a qué se exponen si comparten demasiado y por qué es importante que cada uno tenga su lugar seguro donde ser uno mismo.

3. Información

En ocasiones la exposición a peligros que sufre el menor deriva de fuentes y estratagemas creativas y no de los lugares obvios como páginas web pornográficas. Por tanto, otro punto esencial en la protección de los menores es el de la necesidad por parte de padres y educadores de informarse sobre los recursos disponibles para la prevención y el tratamiento de delitos sexuales en la red, entre otros. Existen organizaciones y recursos online que ofrecen información y asesoramiento para padres y profesores sobre cómo proteger a los menores de posibles situaciones peligrosas, así como informar acerca de tendencias, ofrecer consejos…

También es importante que los padres y profesores se comuniquen con las autoridades en caso de sospecha de delitos contra menores en línea para poder hacer una lucha efectiva contra el problema y no sólo enseñar a los menores a evitar el problema y escudarles de la realidad.