No, no hablaremos de cine ni de esta película. Su título nos sirve para tomar conciencia de siete verbos, siete acciones, que pueden ayudar a todos aquellos que están a punto de consumir pornografía y quisieran no hacerlo, pero la pulsión les acerca una y otra vez al momento ‘de la verdad’.

Recuerda. Mucho contenido que circula por la red reproduce violaciones, abusos, a veces extorsiones por las que “deben” aparentar placer, en el mejor de los casos. Vidas rotas que modifican nuestro cerebro para que veamos excitante a alguien que está siendo vulnerado en lo más profundo.

Interioriza. Que cada vez que alguien visualiza contenido pornográfico, apoya a una industria donde se degrada de la forma más profunda, los sentimientos y la dignidad de las personas. No importa si los actores están percibiendo ese momento como desagradable, o si se sienten literalmente desnudos, abusados, o desolados por dentro, importa que la escena salga bien. Punto. Los actores se encuentran en un mundo en el que dependen económicamente de esta industria, a la que la mayoría no llegan voluntariamente. Son personas que tienen familia, padres y madres. En el rodaje, eso sí, son meros objetos.

Recapacita. Cómo nos sentiríamos, cualquiera de nosotros, si nos obligasen a rodar muchas de esas escenas, forzando una “buena cara” y luego editaran, y recortaran, los momentos de sufrimiento.

Piensa. En que una misma escena, tiene edición y cortes porque a menudo se interrumpe la grabación por dolor, asco, etc. Actores y actrices rompen a llorar, pero el sufrimiento es lo más contrario a estas escenas.

Aprende. Es necesario mirar con ojos nuevos; hay vídeos en las que las mujeres son obligadas a desnudarse mientras la sensación de abuso, fragilidad y miedo, aflora en su interior, a menudo no es una situación excitante ya que se encuentran en un entorno donde lo único que reciben son golpes; por cosas como que, una foto quede mal o una escena no quede como se la piden.

Evoca. Trae a tu memoria el recuerdo de que, en otras ocasiones, hombres y mujeres vulneran su intimidad, subiendo fotos sensuales a sus redes, vendiendo su privacidad, su autoestima, a cambio de “likes”. 

IMPORTANTE. Ponerte siempre en el lugar de esas personas, reconociendo la debilidad -y muchas veces la nula libertad- que esconden.