Las emociones son respuestas neuronales, psicológicas y fisiológicas a un estímulo (objeto, pensamiento, recuerdo, sensación, etc.). Conocer, aceptar y regular adecuadamente cada una de ellas es clave para afrontar la vida con éxito. ¿Y qué papel tiene la pornografía en las emociones?

Por su carácter sexual y estimulante, la pornografía produce placer y relajación. Estos efectos se generan por la liberación de dopamina, un neurotransmisor que seguramente has escuchado cuando se habla de adicción, pero también tiene que ver con la motivación, el aprendizaje y el movimiento. A la vez, nuestro cuerpo tiene un proceso de autorregulación automático llamado homeostasis, que busca el equilibrio en general. Cuando la liberación de dopamina llega a su pico, se pone en marcha un proceso para contrarrestar ese efecto. Esto significa que a mayor liberación de dopamina, mayor será el efecto contrario para encontrar este equilibrio. Este proceso se repite sobre todo con el consumo de sustancias.

Varios estudios muestran que la pornografía cumple la función de regulador emocional, liberando el impulso o deseo sexual y en algunos casos ansiedad. Pero no deja de ser una trampa, ya que a corto plazo (cuestión de minutos), la homeostasis hace su trabajo, y a largo plazo esta conducta se convierte en hábito, pudiendo ocasionar estragos en distintas esferas (trabajo, familia, amigos, etc.).

Las emociones están envueltas en todos los ámbitos de nuestra vida. Cada una activará zonas del cerebro, músculos, pensamientos, sensaciones… En las relaciones sociales, las emociones son muy beneficiosas para transmitir lo que pensamos y sentimos. Nos permiten empatizar, intuir, conocer y conectar.

Las decisiones que tomamos están sujetas a nuestros sentimientos. Si estoy alegre, por ejemplo, es fácil que elija algo diferente que si estoy triste. Lo interesante es sacar el máximo provecho a cada emoción, no eludirla. Pensemos que el trabajo de nuestro cuerpo es parecido al trabajo que realizamos en nuestro día a día, si no nos ocupamos de lo que tenemos que hacer, nadie lo hará. En el caso de la emoción, si la evitamos o no la afrontamos (aceptamos), va a salir por algún lado o, mejor dicho, tomará forma de ira, cansancio, dolores de espalda o cabeza, malestar general, insomnio, etc.).

Pregúntate: Si estoy enfadado o aburrido, ¿por qué veo porno? O al revés, si estoy alegre o eufórico, ¿por qué lo “celebro” con una dosis de pornografía? Sí, es un modo de relajarnos, de premiarnos, de consolarnos.

Intenta dar un paso más. ¿Qué me puede ayudar a salir de esa espiral? ¿Puedo relajarme de otro modo? ¿No es verdad que hay otras maneras de responder positivamente a cada emoción? Busca vías alternativas, y sobre todo, recuerda: una emoción es pasajera y se puede dirigir hacia otro fin. El miedo, la preocupación, la angustia o cualquier sentimiento, si los controlas, te pueden traer grandes beneficios. No utilices atajos como la pornografía, que a la larga se convierten en caminos sinuosos. Eres libre. Siempre.

Te ofrecemos algunos recursos para el manejo de tus estados de ánimo y emociones. La expresión emocional te ayudará a comprender tus sentimientos. Intenta dar estos tres pasos:

  1. IDENTIFICA. Ponle nombre. Será útil para reconocer qué emociones van asociadas a tu consumo de pornografía, y podrás manejarlas. Te ayudará a buscar reacciones positivas y proporcionadas.
  2. EXPRESA. Escríbelas en un papel. O si prefieres, acostúmbrate a verbalizarlas con un amigo o tu pareja.
  3. REGULA. Crea tus mecanismos para tenerlas controladas, dentro de lo posible. Haz una lista de tus reguladores saludables.

El deporte, al liberar endorfinas, es otro gran regulador emocional.

Si quieres ver un contenido similar al que has leído, visita nuestro canal de youtube y encontrarás vídeos con herramientas sencillas para dejar el consumo de pornografía.