No se trata de comparar qué conductas son más o menos perjudiciales, e inclinar la balanza a favor o en contra de la pornografía. Lejos de nuestra intención convertirnos en ese profesor que siempre defiende la importancia de su asignatura, por encima del resto. En esos casos, además, suele ocurrir que precisamente su materia es la menos importante.
A la vez, tampoco se pretender mostrar una explicación científica, sino más bien experiencial y después de varias reflexiones sobre los efectos específicos y peculiaridades del uso de pornografía. Por tanto, como mero ejercicio divulgativo, ofrecemos siete diferencias entre la adicción a la pornografía y al resto de conductas adictivas, especialmente a las drogas, al alcohol, el tabaco y el juego online. Como en los pasatiempos clásicos «Encuentra las 7 diferencias», no es fácil descubrirlas, pero una vez encontradas podemos concluir en que estamos ante una conducta que requiere un tipo de prevención, de educación y unas ayudas diferentes, o al menos complementarias, al resto de adicciones.
1. Sin límite. El consumo de pornografía no tiene límite, más allá del tiempo que dispongas o del nivel de batería del dispositivo que utilices. En cambio, el límite de otros consumos adictivos puede ser el coma etílico, en el caso del alcohol; la sobredosis, con la drogas; o, si nos fijamos en el juego de apuestas, el saldo de tu cuenta bancaria.
2. Sin pausa. Parecida a la anterior, pero con un matiz: no necesitas interrupción, lo que convierte la conducta en un uso descontrolado del tiempo. Otras sustancias como el alcohol, cualquier droga o el mismo tabaco no se consume durante varias horas seguidas. Por el contrario, sí puedes ver contenido sexual durante dos, tres o cinco horas seguidas.
3. Compañía. Es habitual en cualquier adicción que uno persiga su objeto de placer, o de necesidad, al que está enganchado. Solo esta dificultad, aunque sea pequeña, supone una distancia, una incomodidad para quien sufre una adicción. En cambio, la pornografía va contigo a todas partes; se podría decir incluso que es ella quien te persigue, si llevas contigo, que es lo habitual, un teléfono móvil.
4. Medición. En general, las adicciones con sustancia pueden medirse, dejan un rastro en el cuerpo, en la sangre, en los pulmones, ya sea cualquier droga, alcohol o tabaco. La pornografía no deja huella, no da la cara, pasa completamente desapercibida, alejada de parámetros y de medidas. Nos podemos preguntar, ¿quién puede determinar, y cómo se podría medir, el efecto que produce en tu empatía, en tus afectos, en tu sensibilidad? A veces, lo que no se puede medir puede ser más importante y decisivo que una tabla infinita de excel.
5. Permanencia. El cuerpo humano, según pasan las horas y los días, se libera de las sustancias nocivas y tóxicas de las adicciones con sustancia. Hay estudios y aplicaciones para dejar el tabaco, que muestran cómo se limpian los pulmones conformen pasan las semanas y los meses. Las imágenes que vemos, sobre todo si son muy impactantes para nuestro cerebro, pueden quedar impresas durante meses o años. Muchos relatan, ya en su vida adulta, el recuerdo que permanece en su interior de aquellas imágenes o vídeos que visualizaron tiempo atrás, quizá cuando eran niños. No se trata de imágenes imborrables, pero sí de un potente impacto para nuestro cerebro.
6. Vía de entrada. Hasta ahora, las principales vías de acceso para las adicciones eran la nariz, la boca, las venas, al consumir drogas, alcohol o tabajco; o el bolsillo, en el caso de la tarjeta de crédito para el juego online. Ahora, la pornografía abre una nueva puerta de entrada: los ojos. Una vía de acceso, por lo demás, siempre abierta, excepto cuando dormimos, y con gran capacidad de penetración y focalización.
7. Activación cerebral. El impacto de la pornografía es inmediato, apenas milésimas de segundo es lo que tarda una imagen o un vídeo en activar nuestro sistema límbico y en quedar impreso en nuestra mente. El resto de sustancias, aunque también el proceso sea casi inmediato, producen su efecto unos segundos o minutos más tarde.
Hasta aquí siete diferencias importantes. Dejamos para el final, una octava, la principal, que merece un puesto aparte, y por esto no hemos querido mezclarla con las anteriores.
8. Novedad. En general, la tolerancia en todas las adicciones se manifiesta por la palabra «más». Más consumo de alcohol, fumar más, apostar de nuevo, etc. Lo que realmente distingue la pornografía del resto de comportamientos adictivos es la novedad, la variedad, la búsqueda continua de algo diferente, que puede ir unida a una mayor dedicación de tiempo. Los expertos hablan de tolerancia cualitativa y tolerancia cuantitativa. Aquí radica buena parte de la complejidad y la peligrosidad del porno. La persona adicta al sexo por Internet prefiere consumir contenidos diferentes que aumentar la frecuencia o el tiempo de visionado.
¿Nos hemos dejado en el tintero alguna otra diferencia? O por el contrario, ¿piensas que hemos exagerado en alguna de ellas? Te escuchamos, te leemos.
Foto de Monstera Production, vía Pexels.
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