Vivimos en un mundo en el que constantemente somos bombardeados por mensajes, acompañados de imágenes, que hacen referencia al cuerpo: 7 trucos para terminar la cuarentena luciendo como Amaia Salamanca / Qué guapa es y, encima, ¡tiene un cuerpo que te mueres! / Chris Hemsworth: el mejor cuerpo. ¡Consíguelo!

Son algunos ejemplos que nos dicen cómo lucir, cuál es el tipo de cuerpo ideal, a qué debemos aspirar. Aunque ahora estemos confinados, esos mensajes siguen apareciendo en nuestras pantallas, en lo que vemos, leemos y conversamos, de manera explícita o implícita. Como si no fuera suficiente, en el porno estos mensajes se amplifican.

Los actores de la industria pornográfica suelen tener un cuerpo casi perfecto, una imagen corporal llamativa. Cuando las personas consumen este material, se quedan con lo que ven. ¿Y qué ven? Cuerpos y órganos poco realistas, en tamaños y formas que no se asemejan a la realidad. Y el espectador lo último en lo que piensa es que está creando en él unas expectativas irreales.

Seamos francos. Las personas no tenemos, de manera natural, las dimensiones corpóreas de muchos actores porno. Hacen falta operaciones, maquillaje, productos externos y varias modificaciones para que uno llegue a verse de esa manera. Pero si siempre vemos y recibimos este tipo de estímulos, será normal que olvidemos esto.

¿Qué ocurre cuando después de ver porno veo a mi pareja? O incluso, ¿qué pasa cuando veo a los actores y luego veo mi propio cuerpo? Instantáneamente nos comparamos, sin pensar en que su “belleza” es fruto de photoshop, de ayuda extra y que son estándares poco saludables. A pesar de que todo es ficticio, nos lleva a sentirnos poco valiosos y a creer que no estamos a esa altura.

La pornografía y la percepción personal

Al leer testimonios de personas, te das cuenta de las consecuencias que la pornografía tiene en hombres y mujeres. Algunos relatan que los ideales de imagen corporal establecidos por la pornografía les impide quererse a sí mismos. Estudios demuestran que lleva a las personas a ser más conscientes de su cuerpo y a tener mayor insatisfacción corporal. 1, 2

La pornografía influye en la percepción e imagen corporal en cualquiera de los dos sexos. Algunos hombres podrían pensar que consumir pornografía les hará sentirse más masculinos, más cool. No obstante, la investigación indica que, posteriormente, se sienten más insatisfechos con su cuerpo. 3 También, se ha visto que toman más conciencia de su cuerpo tras ver mujeres escasamente vestidas e hipersexualizadas.

Por otro lado, las mujeres relatan que, tras ver porno, empiezan a preocuparse más por su aspecto físico que por disfrutar de la intimidad con su pareja. Otras experimentan un sentimiento de inferioridad y una disminución en su autoestima. Muchas sienten la necesidad de recurrir a cirugías plásticas para que su cuerpo se asemeje al de las actrices.

No obstante, el consumo de pornografía no influye únicamente en la percepción del propio cuerpo, sino también en el de tu pareja y en el de las demás personas. Las personas indican que, tras el consumo, se han vuelto más críticos con el aspecto físico de su pareja, se sienten poco atraídos a ellas y no les satisface tanto como lo que ven en la pantalla. ¿Cómo te sentirías si le pasara esto a tu pareja?

Trastorno de conducta alimentaria

Todas estas consecuencias aparecen en personas que antes no sentían malestar con su aspecto físico. Si para ellas ya es difícil lidiar con los estándares de belleza que impone la sociedad y el porno, ¿te puedes imaginar qué ocurre en personas que sí presentan dificultades con su imagen? La investigación da resultados claves: el consumo de pornografía –por parte de la pareja o de la propia persona– está asociado a la aparición de síntomas de trastorno de conducta alimentaria (TCA). 4, 5

Con TCA nos referimos a patologías psicológicas caracterizadas por anormalidades en el comportamiento de la ingesta. Las más conocidas son la anorexia y la bulimia nerviosa. Las personas con TCA presentan una serie de características cognitivas, emocionales y conductuales comunes.

Entre las alteraciones del pensamiento se pueden observar distorsiones, así como pensamientos de tipo irracional, perfeccionista y obsesivo en torno al peso y comida. Las alteraciones emocionales podrían experimentarse como sentimientos depresivos, ansiedad, insatisfacción corporal, autoestima baja o sentimientos de culpa tras ingerir alimentos. Las alteraciones comportamentales tienden a presentarse como un aumento de actividad física y comportamientos específicos relacionados con la comida y el cuerpo (ej. comer poco, consumir laxantes, comprobar el cuerpo en espejos…). 6

En ocasiones, la pornografía puede llevar a que aparezcan estas alteraciones. Por ejemplo, puede propiciar el cese del consumo de alimentos, llevar a evitar ciertos tipos de alimento, usar esteroides, bodybuilding y generar una aparente necesidad de cirugías cosméticas.1 A estas conductas pueden acompañarlas una gran insatisfacción en la imagen corporal y una baja autoestima. Estas alteraciones interfieren con el bienestar de la persona, como puedes comprobar en este testimonio, y pueden ser perjudiciales para la salud. Además, son factores de riesgo para el desarrollo de TCA.

Asimismo, se ha visto que la presión por parte de la pareja y de los medios tienen el mismo nivel de influencia para provocar el desarrollo de síntomas de TCA. 7  En este relato, una chica de 17 años narra cómo la pornografía destruyó su autoestima y su relación de pareja. Se dio cuenta que afecta a las personas que la consumen y a las personas cercanas a ellos.

Por tanto, es importante recordar que la pornografía solamente enseña una versión ficticia y distorsionada de la realidad. Se olvida de mostrar los aspectos más reales –y bonitos– de las relaciones y de las personas. Intenta venderte lo contrario y al compararnos con eso, surgen consecuencias que nos afectan a nosotros y a nuestros seres queridos.

El mejor cuerpo, imperfecto, será siempre el tuyo. Quiérete así y quiérete mucho.

 

Fuentes:

1 Tylka, T. (2015). No harm in looking, right? Men’s pornography consumption, body image, and well-being. Psychology of Men & Masculinity16(1), 97.

2 Borgogna, N., Lathan, E. y Mitchell, A. (2018). Is women’s problematic pornography viewing related to body image or relationship satisfaction? Sexual Addiction & Compulsivity25(4), 345-366.

3 Duggan, S. y McCreary, D. (2004). Body image, eating disorders, and the drive for muscularity in gay and heterosexual men: The influence of media images. Journal of homosexuality47(3-4), 45-58.

4 Griffiths, S., Mitchison, D., Murray, S. y Mond, J. (2018). Pornography use in sexual minority males: associations with body dissatisfaction, eating disorder symptoms, thoughts about using anabolic steroids and quality of life. Australian & New Zealand Journal of Psychiatry52(4), 339-348.

5 Tylka, T. L., & Kroon Van Diest, A. M. (2015). You looking at her “hot” body may not be “cool” for me: Integrating male partners’ pornography use into objectification theory for women. Psychology of Women Quarterly39(1), 67-84.

6 Raich, R. M. (2017). Anorexia, bulimia y otros trastornos alimentarios. Ediciones Pirámide.

7 Tylka, T. y Calogero, R. (2019). Perceptions of male partner pressure to be thin and pornography use: Associations with eating disorder symptomatology in a community sample of adult women. International Journal of Eating Disorders52(2), 189-194.