En los últimos meses nos han escrito una docena de centros educativos públicos de toda España y alguno de Latinoamérica. Profesores, directoras, jefes de estudio que están preocupados por sus alumnos, porque ven que el porno es un problema de salud pública y que está afectando a los más jóvenes.

En uno de los colegios a los que acudimos el año pasado a impartir formación, un profesor preguntó: ¿Por qué desde el colegio debemos hablar de sexo/pornografía con nuestros alumnos? ¿Por qué el colegio debe actuar?

El colegio está inmerso en la sociedad y no es ajeno a todo lo que ocurre. Es clave para la prevención y la detección del consumo de pornografía patológico. Es un punto de referencia social para los alumnos y las familias, ya que es un lugar donde cotidianamente se reúnen padres y referentes afectivos del niño.

A continuación presentamos algunas razones por las que la escuela debe intervenir en este problema que empieza a afectarnos a todos y sobre todo a ellos, a los más vulnerables, a los menores:

  1. Existe la posibilidad de observar a los niños que realizan conductas sexuales que no son sanas e ir compartiendo con ellos su proceso de crecimiento y aprendizaje a lo largo del tiempo.
  2. El niño que tiene este problema puede recurrir a alguien de confianza, su profesor, tutor y orientador del colegio y así contar cómo se siente.
  3. El inicio de consumo de pornografía coincide frecuentemente con la adolescencia, etapa de la educación secundaria obligatoria.
  4. El adolescente deja de confiar en sus padres, por lo que es importante que el educador “amigo” esté preparado para abordar este tema.

¿Cómo podemos saber si el alumno padece este trastorno? Las señales que presentamos a continuación pueden dar alerta de otros problemas. A partir de aquí, animamos a que si se detectan alguna de estas conductas les preguntéis si consumen pornografía, ya que pueden estar enganchados. Recomendamos observar y estar atento a los cambios que no son propios de una adolescencia sana.

– Si está pasando por dificultades en el ámbito familiar, escolar o social.

– Si tiene cambios en el estado de ánimo (triste, irritable, ansioso…).

– Si el rendimiento académico disminuye.

– Si los absentismos son frecuentes.

– Si consume drogas (alcohol, tabaco, cannabis y otras sustancias).

– Si depende de las tecnologías con frecuencia.

– Si le resulta difícil regular sus emociones.

– Si es impulsivo.

– Si no sabe cómo expresar sus emociones.

– Si empieza a tener problemas a la hora de relacionarse y comienza a estar aislado.

– Si comienza a realizar conductas sexuales inapropiadas a su edad.

Debido a la alerta social que empieza a sonar en nuestra sociedad, relacionada con el tsunami de la pornografía, sería recomendable comentar con los padres en la primera conversación del curso la posibilidad de hablar de este tema con su hijo.

Puede ser una oportunidad de que un adolescente con problemas de consumo perjudicial de pornografía pueda contárselo a un profesor de confianza. Quizás tú, docente que nos estás leyendo, seas la persona de confianza para él. Simplemente, para ese menor contarte lo que le pasa sea un paso decisivo en su vida. Y tu respuesta, o tu simple escucha, será mejor que una clase magistral.