Es de todos conocido que el consumo de pornografía se ha incrementado gracias a internet y, por tanto, también han aumentado las consecuencias en la salud física y mental en las personas.

Muchos consumidores llegan a desarrollar lo que se denomina “Uso Problemático de Pornografía (UPP)”, considerado como manifestación de una conducta sexual compulsiva. Investigaciones en la Universidad de Cambridge han demostrado que el UPP causa cambios significativos en el cerebro, específicamente en aquellas áreas requeridas para inhibir comportamientos impulsivos, áreas encargadas de la “teoría de la mente” que afectan la habilidad de sentir compasión por el otro.

La neuroplasticidad hace que nuestro cerebro esté en constante cambio y adaptación a las repuestas del ambiente, por lo que el 80% de las personas con una conducta sexual compulsiva, presentan una incapacidad de poder controlar su consumo de pornografía a pesar de las consecuencias negativas. Debido a estos cambios en el funcionamiento del cerebro, también sucede que se incrementa la necesidad de más estimulación y material para poder tener el mismo placer, lo cual conduce a los consumidores a ver material incluso ilegal. En esta misma línea, se ha visto que un UPP tiene relación significativa en disfunciones sexuales como una disfunción eréctil inducida por pornografía, eyaculación retardada y anorgasmia. Por este motivo, personas con estas problemáticas indican que se han visto en la necesidad de ver pornografía ilegal para poder tener placer y excitarse, en donde destaca material de abuso sexual a menores (Bothe et al.)

A pesar de todas estas consecuencias, el UPP no solo afecta al usuario que consume sino también influye significativamente en su comportamiento con los demás, lo cual repercute en nuestra sociedad. El uso de pornografía, de manera legal e ilegal, puede ser un factor contribuyente a crímenes como poseer imágenes inadecuadas e íntimas de niños, consumir y poseer material donde se evidencia abuso sexual infantil o incluso violencia doméstica y otros crímenes con mujeres y niños. De igual manera, incrementa la probabilidad y severidad de violaciones, violencia doméstica, abusos sexuales, cyber-flashing, acoso sexual y acoso online. Otro aspecto importante a considerar es que también ha incrementado significativamente la preferencia del consumo de pornografía sadomasoquista en donde se involucran conductas violentas como estrangulaciones. La preferencia de este consumo repercute significativamente en la sociedad ya que muchas veces lo que se visualiza en la pantalla lo llevan a cabo en sus propias experiencias personales. Hay muchas investigaciones que respaldan esta relación que existe entre el consumo de pornografía, violencia doméstica y violencia en general hacia la mujer.

Como hemos mencionado anteriormente, se evidencia que todo tipo de pornografía lleva siempre a estas lamentables consecuencias y especialmente un UPP. Esto se dirige a todos los consumidores de pornografía, independientemente de su edad, sexo, orientación sexual u otros factores sociales y es ahí donde se debe tomar acción para prevenir de la mayor manera posible que todos estos usuarios lleguen al nivel de consumir pornografía ilegal o incluso cometer delitos sexuales.

Demostrar los efectos y consecuencias a corto plazo del consumo de pornografía a lo mejor no es un recurso que muchos consumidores tomen en serio, pero si se muestra a la población el daño que puede ocurrir a largo plazo probablemente podemos hacer que este mensaje sea considerado y que los usuarios intervengan a tiempo en su consumo desadaptativo de este contenido. Aunque no se elimine del todo el consumo de pornografía hay algunos recursos que pueden ser utilizados para reducir los riesgos de la población en general y de cada consumidor en particular:

Verificación de edad

Los niños y los jóvenes son la población más vulnerable a establecer conductas adictivas, debido a la naturaleza y desarrollo de sus cerebros en esta etapa particular de su vida. La literatura académica deja muy claro el potente impacto que la pornografía tiene en su desarrollo y en el funcionamiento cerebral, especialmente en su sistema de recompensa. Con los adolescentes, el foco debe estar en la prevención de UPP, así como en ayudar a aquellos que han iniciado su consumo para que no escalen a consumir contenido violento, tener conductas violentas o incluso desarrollar disfunciones sexuales.

La verificación de edad ha servido de gran ayuda en otros productos como el tabaco, alcohol, juego, sustancias y armas. Tiene un gran impacto en mitigar riesgos a esta población de consumo de pornografía. A pesar de no eliminar totalmente el riesgo para que los niños accedan a este contenido, tiene potencial de reducir los niveles de acceso a material de riesgo sin tener un impacto particularmente oneroso o negativo en el resto de sociedad.

Programas de educación sexual

Se reconoce que solamente la ley de verificación de edad no es suficiente para restringir el uso de pornografía en los jóvenes, la educación sexual es un pilar indispensable para reducir este consumo. Para muchos niños y adolescentes, la pornografía es el recurso que utilizan para informarse.

La adolescencia es el periodo donde el cerebro pasa por su mayor desarrollo por lo que biológicamente es una fase donde se producen más neuroquímicos relacionados al placer. Este desarrollo y sensibilidad que tienen a estímulos relacionados a la sexualidad combinado con el fácil acceso que tienen a la pornografía facilita que estas generaciones se vuelvan más susceptibles a desarrollar un uso problemático de la pornografía. El uso de pornografía en niños y jóvenes menores de 18 años tiene incluso impactos adicionales, ya que cambia el aprendizaje que pueden adquirir en base a su sexualidad, conductas sexuales y por lo tanto tiende a resultar en un debut sexual más temprano. En ocasiones, esto repercute en que se involucren en comportamientos antisociales en una edad temprana y por lo tanto resulta en abusos sexuales entre ellos.

Una investigación australiana sobre comportamiento sexual nocivo en niños y jóvenes, identificó tres oportunidades para la prevención de delitos y abusos sexuales a partir de entrevistas con los jóvenes: reformar su educación sexual, reparar sus experiencias de victimización y ayudarlos a gestionar su consumo de pornografía. Por lo tanto, es indispensable una educación sexual adecuada que se enfoque en mostrar la biología, sexualidad y consentimiento, así como enseñarles que la pornografía es un estímulo supernormal que tiene efectos significativos en el desarrollo de su cerebro.

Campañas de salud pública 

Por otro lado, a pesar de que la pornografía no cumple la definición estándar de una crisis de salud pública, no significa que no sea una problemática en donde no tengamos que intervenir. El consumo de pornografía tiene repercusiones muy graves en cuanto al aumento de casos de violencia doméstica y de violencia a la mujer.

Por lo que se ha visto y se propone que el consumo problemático de pornografía puede ser un factor contribuyente a los problemas sociales previamente mencionados como violencia doméstica y violencia hacia la mujer y niños. Por lo que se busca que, con estas campañas, se haga llegar este mensaje y así disminuir el deseo de consumir de visualizar contenido violento.

Advertencias sanitarias para consumidores de pornografía 

Las advertencias sanitarias con los sitios de pornografía son herramientas potentes para reducir el daño de su uso. La idea es que como con el tabaco, se de una advertencia al usuario antes de visualizar cualquier contenido pornográfico. Se ha recomendado que el método más eficaz, es por medio de un video que muestre el impacto de la pornografía en la salud sexual del usuario, especialmente a la población masculina. Así mismo, sería muy útil crear videos que se enfoquen en como la pornografía puede influir en el desarrollo de conductas de violencia contra las mujeres y los niños o incluso que inciten a escalar a la necesidad de ver material de abuso sexual a menores.

Dale Una Vuelta cuenta con un programa de cursos y talleres para centros educativos, donde se ofrecen pautas para vivir una sexualidad sana, positiva y responsable, y advertir de los riesgos de la pornografía online, tan presente en nuestros días. Escuchar, hablar, informar, comprender, ayudar. Siempre hay tiempo para intervenir.