Le podemos llamar Andrés, Luis o Roberto. El nombre, tan importante, es aquí lo de menos. Esta entrevista es completamente real, realizada por un medio en internet, y publicada de manera parcial en un reportaje reciente. Luis, Roberto o Andrés, como otros miles de personas, nos pidió ayuda, recursos, a través de nuestra web, y al final, hemos aprendido todos. Aprovechamos la ocasión para agradecerle su valentía, su sinceridad, y cómo no, su tiempo.
¿A qué edad descubriste que tenías un problema con la pornografía? Creo que me hice consciente cuando fui padre y vi que no podía dejar de consumir. Además como en 2006 o 2007 se comenzaba a tener más fácil acceso a Internet y eso me facilitó el acceso al porno que hasta ese momento había sido muy analógico (revistas, cintas de vídeo).
 
¿Cómo lo descubriste? Lo descubrí si no me equivoco alrededor de los 15 años. Alquilábamos películas porno con compañeros y las veíamos en grupo, aunque luego empecé a hacerlo yo sólo también. También compartíamos revistas y tebeos porno.
 
¿Cómo es tu día a día? ¿Cada cuánto tiempo piensas, más o menos, en ver porno? Normalmente son ciclos. Diría que entre 7 y 10 días es el ciclo en el cual ya no puedo más. El problema es que si consumo un día, reincido ese mismo día o tengo la mente «sucia» cómo otros dos días más; quizás no consumo pero pienso a menudo o tonteo; quizás escribo algo en Google que se que me va a devolver un contenido pornográfico, aunque no hago click en el contenido o me meto en el perfil de Instagram de una actriz pornográfica sin ir más allá, pero la mente sigue en círculos concéntricos pensando en ello.
 
¿Cómo ha afectado a tu vida sexual o afectiva? No creo que haya afectado en gran medida. Siempre he sabido disociar. Creo que en momentos puntuales en los que estoy muy removido, por haber consumido recientemente, me alejo de las personas a las que quiero, pero son cosas puntuales y si me he mostrado muy frío o cortando o agresivo, soy consciente y me disculpo después. Me ha afectado más a mí con respecto a mi acercamiento hacia la mujer. Al sentirme sucio por consumir, no me sentía merecedor de amor (hablo antes de conocer a mi pareja con la que llevo casi toda la vida).
 
 ¿Cómo recuerdas tu despertar sexual? Recuerdo a finales de la EGB (lo que era la educación primaria; aunque en 8º tenías 14 años) fuimos a la piscina y tenía una compañera 1 año mayor y me excitó mucho verla en bañador y es el primer recuerdo que tengo de masturbarme. Antes, con 11 años, me operaron de fimosis y tuve mi primera erección viendo una serie que se llamaba » Yo Claudio» y avisé a mi madre, porque me parecía algo inaudito y me sentí muy orgulloso en ese momento.
 
¿La pornografía influyó en cierta manera en tus gustos o filias? Sí, no exageradamente, pero hay cosas que me excitan y que he tratado de trasladar a mi relación sexual de pareja (ropa, complementos, etc..).
 
¿Has sentido que has perdido el contacto con gente importante para ti por ver porno? No, no lo he notado.
 
¿Qué sientes cuando lo haces? ¿Relajación, placer, estrés…? De todo.. mucha excitación, mucho placer y después un bajón brutal, una sensación de fracaso muy grande. Y durante la visualización advierto una especie de lucecita que me va diciendo «no, no lo hagas». Hay mucha ansiedad.
 
¿Cómo te has enfrentado a tu adicción y cuáles han sido las herramientas más útiles para ponerle freno? Llamándole por su nombre. Al no ser un gran consumidor no me consideraba adicto. Me decía: el adicto es el que se encierra en su habitación de viernes tarde a domingo y no hace otra cosa que consumir pornografía o dilapida los ahorros de la familia en porno. A mí eso no me ha pasado, pero la sensación de pérdida de control está ahí. También, pedir ayuda y decirlo. Mis agradecimientos al equipo de » Dale Una Vuelta». Por último, estoy formándome en MBAR (Mindfulness aplicado a las adicciones).
 
¿Crees que el hecho de ver porno ha contaminado tu percepción de las relaciones íntimas, volviéndote más agresivo sexualmente? No lo creo. Soy una persona sensible. Sí que en ocasiones, con una copa de más o con un mal día, puede haber habido «cosificación» de mi pareja o verla como un objeto para el disfrute. Por cierto, hablándolo con conocidos es muy común el hombre con mucho deseo que insiste, y mujer que finalmente acaba consintiendo aunque no le apetece. Creo que estamos en pañales en educación sexual.
 
¿Cómo te gustaría disfrutar de tu sexualidad una vez superes la adicción o, en caso de que ya la hayas superado, cómo es tu vida sexual ahora? Pues debería ser con tranquilidad y consentimiento mutuo, disfrutando de la persona y no pensando en penetrar una vagina o masturbarte en unas tetas grandes. Creo que mi relación sexual más satisfactoria sería aquella en la que ni siquiera se tiene que explicitar el deseo, que el deseo se ha ido gestando previamente y el sexo es la consecuencia lógica del entendimiento y la atracción entre dos seres.
 
¿Cuáles crees que son las medidas que se deberían tomar, tanto a nivel social o político como a nivel personal y de autocuidado, para que otros no desarrollen esta adicción?  Educación, educación y más educación. Romper tabúes, hablar del tema, dar datos. Decir en alto que no es normal que niños de 11 o 12 años tengan su primer contacto con la sexualidad en la pantalla de un móvil, viendo algo irreal. Que como sociedad digamos: !Basta ya! !No es no! !La mujer no es un objeto! Que las nuevas generaciones aprendan a relacionarse de otra manera más positiva y respetuosa y desarrollar hábitos saludables también ayuda: comer saludablemente, el ejercicio, actividades como la lectura, pasear, disfrutar de las pequeñas cosas y poner límites al consumo de pantallas.