El otro día una persona me comentaba: “Después de llevar 6 años viendo a pacientes jóvenes enganchados a la pornografía ¿Qué les dirías si te los hubieses encontrado con 12 años? ¿Cómo crees que se podrían haber blindado para no caer en esta adicción?” Mi respuesta fue clara: “Que tengan confianza con sus padres para hablar de sexo. Pero para ello los padres tienen que estar disponibles y dedicarles tiempo. Un vínculo sano y seguro entre padres e hijos es la mejor barrera de protección frente a este virus”.

La formación en sexualidad es uno de los aspectos fundamentales para el tratamiento de estos pacientes. Y un factor de riesgo común: la ausencia de educación sexual por parte de los padres y del colegio conlleva acudir a fuentes erróneas para aprender de sexo, como es la pornografía. Debido a un aprendizaje y por tanto un desarrollo disfuncional de la sexualidad a lo largo de su vida, su manera de entender, vivir y expresar la sexualidad suele estar distorsionada. Por ello, es necesario construir unos cimientos sobre una educación sana, libre de miedos y prejuicios, y así darles la oportunidad de experimentar la sexualidad de forma plena.

Pero en muchas ocasiones, cuando acudimos a centros educativos a dar sesiones a padres, les lanzamos este mensaje y se encuentran perdidos. La inquietud más frecuente es la siguiente: “tengo miedo, no sé ni por dónde empezar, a mí no me hablaron de sexo y no tengo suficientes herramientas para darles una educación sexual completa”. Tras escuchar a muchos padres, ofrecemos una herramienta pedagógica que se puede utilizar con niños y niñas a partir de los 12 años. Se trata de una sencilla metáfora de la sexualidad.

La mesa redonda del Rey Arturo

En la Corte del Rey Arturo varios miembros de la realeza se sentaban a debatir sobre las decisiones más importantes. Cada persona tenía su función: equipamiento para la guerra, las armas, la magia, cómo liderar al pueblo, los alimentos o las medicinas más eficaces. Todas las decisiones y aportaciones eran importantes para que la corte funcionase.

Si seguimos esta analogía podríamos decir que la sexualidad, se asemeja a la Corte del Rey Arturo cuyo éxito dependía de las decisiones que se tomaban en esta mesa. A partir de ahora la llamaremos la Corte de la sexualidad y son varios miembros los que se sentarán en la Mesa Redonda de la Sexualidad. Cada uno representará las diferentes dimensiones de la sexualidad y desempeñarán una función indispensable:

1) En primer lugar tendríamos a la parte más biológica, más física o fisiológica. Somos seres sexuales y sexuados, nuestro cuerpo funciona a través de hormonas como la testosterona, progesterona o los estrógenos. Esta es nuestra parte más animal, más fiera y brava, donde residen en el cerebro los impulsos y el placer físico. Podemos representar a este miembro de la mesa como un león.

2) A continuación podemos hablar de nuestra parte más afectiva, una parte que solo entiende el lenguaje de las emociones, es nuestra parte más cariñosa y romántica. Una parte con mucho tacto, pero también apasionada, que en ocasiones tiene miedo, pero que nos ayuda a conectar con los demás de forma íntima. Podemos representar a este miembro como un corazón.

3) Siempre es importante contar con un miembro más sabio, alguien más intelectual, que piense mucho y que analiza las decisiones, los pros y los contras. Alguien que inventa y crea cosas, podemos imaginarnos a un cerebro que nos ayuda a tomar estas decisiones sobre la sexualidad.

4) Hay otra parte espiritual, sea uno creyente o no de alguna religión, que siempre nos ayuda a tomar decisiones conforme nuestros valores. Podemos imaginarnos a este miembro de la mesa como un ángel que nos guía y nos ayuda en este debate. Este ángel tiene una función muy importante y es importante escucharle para vivir una sexualidad sana, coherente con el camino de vida elegido.

5) No podemos olvidar nunca la cultura y el contexto en el que vivimos, podemos representar esta dimensión con una bandera. La sociedad, y cada país en ocasiones, tiene sus modas, sus expresiones, prejuicios y estereotipos, que influyen mucho en la visión de la sexualidad. Será nuestra bandera.

 

 

Si la sexualidad fuese solo una cuestión de impulsos sexuales o de relaciones sexuales, por puro placer, en esta mesa solo habría leones que decidirían por nosotros dejando de lado a los demás integrantes. Pero la realidad no es así, todos y cada uno de los miembros tienen un papel importante y de forma democrática nos ayudarán a decidir de qué manera queremos vivir nuestra sexualidad. El corazón nos aporta el cariño, el afecto, el tacto, la manera en que queremos cuidar y mostrar nuestro amor a la persona con la que nos encontremos delante. El cerebro, la razón, nos ayudará a tomar decisiones, a ser más racionales y libres, a tener más calma y paciencia, a decir que no cuando no estamos seguro de lo que vamos a hacer y a utilizar nuestra imaginación y memoria. El ángel ayudará a integrar la sexualidad de forma sana dentro de su proyecto de vida, viviendo así una sexualidad plena, sea cual sea la manera en la que quieran vivirla. La bandera nos sirve para entender por qué ocurren determinados comportamientos en nuestra sociedad, incluso en algunos casos nos ayudará a reflexionar sobre los cambios que deben ocurrir dentro de mí mismo y mi propia cultura para que la sexualidad se viva de forma más saludable.

Porque la sexualidad es buena y positiva, pero hay que aprender a acercarse a ella y hay que dejar que hable cada miembro de esta mesa. En ocasiones esto no ocurre por falta de formación o información, por presión del grupo o por no saber expresar nuestros problemas, por ejemplo. Vivimos una sexualidad poco saludable, alejada de lo que realmente queremos conseguir, que nos aparta de nuestro proyecto de vida. Cuando la sexualidad no está en sintonía con lo que queremos, significa que algunos miembros de esta mesa están escondidos, secuestrados o mal alimentados. Por ello debemos cuidar a todos y cada uno de ellos para que la Corte de la Sexualidad funcione adecuadamente.

Alejandro Villena Moya. Psicólogo. Equipo clínico Dale Una Vuelta.