En los últimos años, hemos presenciado el crecimiento exponencial de la industria de la pornografía, en conjunto con cambios en su formato y difusión. Este crecimiento responde a uno de los modelos más básicos de la economía: oferta y demanda. Se ha visto que en los últimos 20-30 años, el uso de pornografía se ha ido asentando en la vida de distintos grupos de edad, llegando a ser una actividad percibida como normal dentro de la sociedad (aumento su demanda), repercutiendo a su vez en la oferta.

La normalización del uso de pornografía a través de los años, puede hacernos creer que ver un poco de contenido sexual explícito esta bien por el mero hecho de ser “ normal”. No obstante, hablar de la pornografía utilizando las connotaciones “bueno o malo”, sería reducirlo a un debate moral. La realidad es que desde hace ya varios años, la pornografía ha formado parte de un debate científico. Particularmente, se debe a las repercusiones que su consumo genera en la salud mental de los usuarios. Incluso, algunos investigadores, hablan de la pornografía como el nuevo tabaco de la sociedad. En cierta manera, nos sirve como una analogía para reflexionar sobre el uso de pornografía. Si ponemos nuestra mirada años atrás, podemos ver que el tabaco en sus inicios, se promocionaba sin ningún perjuicio, incluso, llegando a ser recomendado por profesionales de la salud. Con el pasar del tiempo, los científicos comenzaron a darse cuenta de las repercusiones físicas que el tabaco producía en las personas, y tras varios años de investigación, los gobiernos tuvieron que tomar medidas preventivas para frenar el consumo excesivo del tabaco.

Volviendo al titular ¿Un poco de porno me hace daño? Distintas investigaciones alertan del potencial adictivo que tiene la pornografía. Como bien sabemos, el consumo de pornografía, puede resultar relajante y placentero para nuestro cerebro. Este fenómeno, no es solamente propio de los seres humanos. En un estudio con primates, se les dio a escoger entre un zumo (recompensa) y la imagen de la parte inferior de monos hembras. Sorprendentemente, los primates escogieron las fotos, dejando de lado el refuerzo natural que les alimentaba (el zumo).

Se podría decir que el uso de pornografía en cantidades pequeñas y con espacios separados de tiempo, no genera una adicción, y a ciencia cierta, el uso diario tampoco lo determina. Para determinar si hay una adicción entran en juego otras variables: no poder abandonar su uso, necesitar un estímulo cada vez más fuerte (tolerancia del contenido y tiempo del contenido observado), ocupa la función de regulador emocional, etc. Como en todas las sustancias y comportamientos adictivos, se empieza probando, creyendo que no nos vamos a enganchar, hasta que un día se ha vuelto un hábito.

El uso esporádico, aunque no termine en una adicción, conlleva una serie riesgos que pueden repercutir en distintos aspectos o esferas de tu vida. En diversos estudios, se ha visto que el uso de pornografía puede moldear el comportamiento de los adolescentes en ámbitos sociales, promover prácticas sexuales de riesgo, reforzar estereotipos de género, e incluso, incrementar la agresividad en relaciones sexuales. Aunque no lo parezca, cuando las personas ven pornografía su cerebro está aprendiendo y nutriéndose de lo que percibe (a pesar de no estar motivado por aprender o memorizar estas imágenes).

Cuando tengas ganas de ver pornografía detente a reflexionar, pregúntate ¿Para qué veo pornografía? ¿Necesito la pornografía? ¿Qué es lo que siento? Si lo necesitas, sal a dar un paseo, escríbele a un amigo o incluso envíanos un mensaje a [email protected].

Te esperamos.

 

de Alarcón, R., de la Iglesia, J., Casado, N., & Montejo, A. (2019). Online Porn Addiction: What We Know and What We Don’t—A Systematic Review. Journal of Clinical Medicine, 8(1), 91. https://doi.org/10.3390/jcm8010091

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Price, J., Patterson, R., Regnerus, M., & Walley, J. (2016). How Much More XXX is Generation X Consuming? Evidence of Changing Attitudes and Behaviors Related to Pornography Since 1973. The Journal of Sex Research, 53(1), 12–20. https://doi.org/10.1080/00224499.2014.1003773

Sun, C., Bridges, A., Johnson, J. A., & Ezzell, M. B. (2016). Pornography and the Male Sexual Script: An Analysis of Consumption and Sexual Relations. Archives of Sexual Behavior, 45(4), 983–994. https://doi.org/10.1007/s10508-014-0391-2