El incremento del consumo de pornografía en estos años ha llevado a la comunidad científica a investigar los efectos que puede tener en los seres humanos y en su funcionamiento en la esfera sexual. En primer lugar, se trata de conocer si hay efectos significativos en las relaciones sexuales y, en ese caso, cómo se ven alteradas por el visionado de contenido pornográfico.

Un reciente estudio nos muestra algunas consecuencias de la pornografía en lo referido a la propia satisfacción sexual, ya sea consigo mismo como en las relaciones sexuales con sus parejas (Wright et al., 2021).

La excitación amplificada debida a la pornografía incrementa, por un lado, la manera en que comparamos el sexo y nuestra propia vida sexual. Por otro lado, aumenta la preferencia de la masturbación a representaciones pornográficas que a las propias relaciones sexuales con la actual pareja. Por lo tanto, se observa que no solo se ven alterados los propios mecanismos de la esfera sexual del consumidor, sino que también repercute en la percepción de satisfacción hacia la relación de pareja.

Existen muchas teorías que explican cómo el consumo frecuente de pornografía altera los procesos fisiológicos y cognitivos de un individuo relacionados a comportamientos sexuales. Como cada excitación lleva consigo una gratificación, es fácil que una persona se deje arrastrar hacia una mayor exposición, que irá aumentando con el paso de los días. Y así se va creando una conducta de adicción, que cada vez necesitará más contenido para poder llegar a la excitación que busca (Prause y Fong, 2015). Por lo tanto, existen razones tanto teóricas como empíricas para predecir que la excitación sexual a estos estímulos es un mediador importante entre la exposición a la pornografía y las tendencias sexuales posteriores del consumidor.

Además, según el mismo estudio, este incremento en el consumo conduce a comparar lo que se ve en la pantalla con la propia vida sexual. Por tanto, es fácil llegar a la conclusión  de que, cuanta más pornografía se consuma, el individuo encontrará más deficiencias en el desempeño sexual de su pareja, en su físico e incluso en sus propias respuestas sexuales. Es una senda que acaba, en definitiva, en la decepción y en una autoestima rota.

De la satisfacción a la autosatisfacción

Otra tendencia importante de quien ve pornografía es la preferencia hacia la masturbación y por tanto a la autosatisfacción, y no a relaciones sexuales con la pareja. Debido a que la excitación sexual aumenta con el contenido pornográfico como hemos mencionado anteriormente, el funcionamiento cognitivo en cuanto a respuestas sexuales se ve alterado. Para estas personas, las relaciones sexuales con la pareja se ven cada vez menos placenteras e insuficientes: es decir, no alcanzan sus expectativas (Gottman & Gottman, 2016).

Por lo tanto, el presente estudio incide en algunos aspectos que confirman tantos relatos de personas con un uso problemático de pornografía. Su consumo frecuente determina que la excitación sexual del usuario sea particularmente sensible a las representaciones pornográficas, aumenta su preferencia a la masturbación, y puede originar una insatisfacción de las relaciones sexuales con la pareja, donde ambos se ven afectados. Aunque los resultados de este estudio solamente indican puntuaciones significativas en cuanto a la insatisfacción a nivel sexual con la pareja, es necesario plantearse si únicamente causa alteraciones en esta esfera o si también afectan, por ejemplo en un círculo más amplio, a la propia relación afectiva, a la autoestima, y a la autopercepción de la sexualidad.

 

Fuentes:

Pornography and sexual dissatisfaction. Wright et al., 2021.

The science and politics of sex addiction research. Prause and Fong, 2015.