Hace una semana falleció Gary Wilson (1956-2021), una de las figuras más importantes en la investigación y difusión de estudios sobre el impacto de la pornografía en el cerebro. Desde aquí pensamos que, como mínimo, merecía un espacio y una semblanza en nuestra web.

Gary Wilson poseía un talento natural para la divulgación y comunicación científica. Era capaz de condensar los avances científicos en materia de adicciones conductuales (no solo divulgaba sobre cyberpornografía, también sobre adicción a las redes sociales, videojuegos, smartphones, etc.) en apenas unas pocas líneas (ideal para nuestra era Twitter), demostrando una enorme capacidad de síntesis para percibir la esencia de cualquier cuestión.

Gary establecía unas críticas eruditas a la desinformación que la industria de la pornografía digital ha intentado verter sobre los consumidores en aras de atraparlos en las cadenas de la adicción y lucrarse a través de disminuirlos sexual y psicológicamente. Fue una de las primeras personas en reportar la causalidad de la impotencia sexual vinculada al consumo de pornografía digital. A menudo secundaba sus críticas en YBOP (Your Brain On Porn) con literalmente cientos de citas bibliográficas, demostrando, en mi opinión, ser probablemente la persona que mejor dominio tenía sobre esta problemática de la era digital. En numerosas ocasiones, Gary se adelantó con sus insights a descubrimientos que vendrían a corroborarse años después a la formulación de sus intuiciones, hechas públicas en su sitio web.

Wilson era una especie de faro en la oscuridad de la desinformación propagandística y la ignorancia, pero ante todo, en mi opinión, era una humanista y una persona admirable por su gran talla moral: dedicó miles de horas de su vida, ya jubilado, a ayudar desinteresadamente a las nuevas generaciones, por las que se preocupaba genuinamente, desde una compasión que no juzgaba (Gary nunca introducía moralismos, solo ciencia, hechos), sino que como un mentor o una figura paternal, esclarecía, enseñaba e iluminaba a los demás.

Su inmenso legado enciclopédico le sobrevivirá como un referente para las generaciones presentes y venideras, advirtiéndolas contra una sobreestimulación digital supernormal para la cual el cerebro humano no ha evolucionado (Gary hacía mucho hincapié en la biología evolutiva del cerebro), por lo que desajustarse de su naturaleza evolutiva solo puede causarle desequilibrios psicológicos y/o neurofisiológicos (por ejemplo, la adquisición de una neuroplasticidad disfuncional).

Sin duda, es un buen momento para recordar su libro Your brain on porn, traducido a varios idiomas, y su inolvidable charla TedX titulada El gran experimento del porno, con más de 14 millones de visitas, y que no ha perdido actualidad aunque hayan transcurrido nueve años.

Thank you, Gary.

Antonio Fernández, PhD Neurociencias