Stop Porn Start Sex, nuestro eslogan, no es una frase feliz ni un juego de palabras. Es toda una declaración a favor del desarrollo de nuestra sexualidad de forma sana y completa, y que la pornografía suele impedir. Entre otras, por las siguientes 5 razones:

1. Desajuste con la realidad. La pornografía nos impone una realidad sesgada sobre las relaciones sexuales, no permite desarrollar nuestras fantasías en una relación sexual y, en cierta manera, coarta nuestra libertad para poder elegir qué tipo de sexualidad queremos explorar o vivir. Es como si quieres potenciar el hábito de la lectura y lees exclusivamente novelas policíacas.

2. Expectativas inalcanzables. La pornografía nos pone un listón muy alto sobre la relación sexual, olvidando toda la afectividad, complejidad y dinamismo de un encuentro íntimo real. Es imposible que dos personas puedan dar y recibir todo ese falso placer que aparece en los vídeos durante un tiempo casi ilimitado. Cuando la persona se encuentra después en una relación real la decepción aparece enseguida.

3. Carácter adictivo. Al igual que otras sustancias adictivas, la pornografía cada vez exige mayor cantidad y de un contenido más extremo. Habituarse a ver pornografía es convertirse en adicto a ella, y puede producir síntomas de ansiedad cuando no es posible el acceso. Limita la propia vida porque la condiciona al tener la necesidad del consumo, que se vuelve necesario para la regulación emocional ante un logro o fracaso.

4. Cambios cerebrales. Como ocurre ante cualquier imposición externa, el cerebro actúa de forma pasiva recibiendo un bombardeo de información sexual repetitiva que no le requiere ningún tipo de esfuerzo. Además el sistema dopaminérgico se acostumbrará a estas descargas de placer reduciendo la tolerancia ante los estímulos sexuales y alterando sus circuitos de recompensa.

5. Relaciones dañadas. Muchos estudios determinan que el consumo de pornografía puede influir en la relación de pareja tanto porque una parte se puede sentir traicionada si lo haces a solas, como porque la calidad de las relaciones va a disminuir si existe un consumo abusivo. La capacidad para relacionarnos con una persona real queda mermada y necesitará estímulos similares a la pornografía para alcanzar la excitación.