El pasado mes de septiembre se celebró la XXV edición del Congreso mundial de sexualidad. Nuestro equipo de Dale Una Vuelta tuvo la suerte de participar con dos posters y ponencias. Los trabajos mostraban los datos que se han obtenido de una nueva versión del test que ofrece nuestra plataforma online, entre los meses de enero y abril. Los resultados fueron comparados con lo que nos dice la bibliografía sobre uso problemático de pornografía. El objetivo del estudio fue buscar e identificar si existía una relación entre variables sociodemográficas como la edad, el sexo, la identidad, orientación sexual y situación sentimental, y el consumo de pornografía.

La prueba recogió información de los cinco continentes, con un total de 3084 personas de 52 países. Más de la mitad de las personas que realizaron el test procedían del continente americano y cerca del 40% vivían en Europa. Como se ha mencionado en otros artículos de este blog, distintos estudios hablan de una incidencia del uso de problemático de pornografía en torno al 3% y 7% de la población general. En nuestro estudio encontramos una incidencia dentro de este rango (6%), como población de riesgo de un uso problemático de pornografía.

Como se ha visto en tantos estudios, y se reafirma en los resultados del test analizado, el consumo problemático de pornografía es mucho más acentuado en la población masculina. Además, se observa que las personas con una orientación sexual bisexual obtuvieron una puntuación más elevada en el uso de pornografía en comparación con el resto de los grupos respecto a la orientación sexual. Esto no quiere decir que las personas con una orientación bisexual tengan un uso problemático. Sencillamente que, respecto al resto de grupos, su puntuación es más elevada en esta prueba en específico. En este sentido, para los profesionales de la salud puede ser importante a la hora de evaluar a una persona que acude a pedir ayuda.

Además, se observó que uno de los factores protectores contra el uso problemático de pornografía son las creencias religiosas, obteniendo una puntuación menor que las personas que no se identifican con ninguna religión. Es decir, debido a la creencia o moral desarrollada a partir de la doctrina religiosa, se podría paliar el consumo de pornografía. De todos modos, esto no significa que las personas que no se identifican con ninguna religión no dispongan de una ética que les proteja del uso problemático de pornografía, ni que, por ser una persona no creyente, conlleve un consumo problemático.

Con estos resultados se puede concluir que las variables sociodemográficas son factores a tener, ya que guardan relación con la pornografía. Como es lógico, hay muchas incógnitas sobre otras variables que están intermediando en este uso problemático, como el apego o las emociones como se ha visto en artículos anteriores. También se concluye que las personas con mayor uso problemático de pornografía se encuentran entre los 12 y 46 años, lo que reafirma algunas teorías que explican el incremento del uso de pornografía en los últimos años.

Si quieres conocer más datos sobre este estudió, puedes leer con más detalle aquí.