Algunos nutricionistas dicen que nos transformamos en lo que comemos, pero ¿de qué nos alimentamos? Tenemos distintas fuentes alimentarias: la comida, por supuesto, pero también el conocimiento, nuestros amigos, familia, aficiones, deporte, espiritualidad e incluso el sueño. ¿Cómo influye la pornografía en estos aspectos?

Según varias investigaciones, la pornografía afecta a distintas esferas de nuestra vida. Este consumo nos supone tiempo, que se podría invertir en otras ocupaciones. La gran capacidad adictiva que tiene la pornografía puede causar una pérdida de experiencias positivas con amigos y familiares, al preferir quedarte solo frente a una pantalla.

La pornografía actúa como un regulador emocional, de acuerdo. Pero es bueno saber que hay otros reguladores, más sanos, que pueden ayudarte a gestionar tus emociones. Uno de ellos es el deporte. Nuestro cerebro produce unas hormonas llamadas endorfinas, también conocida como hormona de la felicidad. ¿Y quién no quiere ser feliz? Apuesta por el deporte, el ejercicio físico: no solo te sentirás bien, sino mejor, feliz.

La alimentación es otro pilar importante para un buen funcionamiento físico y psicológico. Nuestro cerebro, aunque no lo parezca, se alimenta: la energía que produce es la glucosa, que adquiere de la mayoría de los alimentos. Por otro lado nuestro rendimiento y aspecto físico también depende de la comida; una dieta equilibrada nos ayuda a estar mejor con nosotros mismos, y nos servirá para no echar de menos, por ejemplo, la pornografía.

Seguimos con el sueño, que ayuda a la recuperación corporal y neurológica, siempre que cuidemos su higiene. ¿Has dicho higiene? Sí, la higiene del sueño es muy necesaria. Como sabes, el sueño no es amigo del uso excesivo de pantallas, comidas copiosas, activación corporal y pensamientos rumiativos o circulares. Dormir bien es vivir bien, con la batería al 100%.

¿Y qué pasa con nuestras aficiones? Muchas no requieren demasiado tiempo y mejoran nuestra calidad de vida de forma abismal. Un simple paseo, tocar algún instrumento, dedicar unos minutos a la lectura… o cultivar un huerto urbano. Lo que sea. Te sentirás más útil, más realizado, más positivo ante la vida, y te habrás superado a ti mismo.

Como siempre, acabamos el vídeo con una herramienta que te pueda ser útil. Hoy nos centramos en la creación de hábitos, que te servirá para mantener el control del día. Hay autores que afirman que nuestro cerebro tarda unos 40 días en crear una rutina. Es lo de menos, aquí juega un papel clave también tu voluntad.

Haz una lista de deseos que te gustaría añadir o cambiar en tu vida, y escríbelos. Cuatro o cinco son suficientes. Deben ser concretos, específicos y realistas (por ej., salir a correr tres días a la semana, a las 8 de la tarde, durante 20 minutos). Y si una semana es un desastre, no te preocupes, tenemos la siguiente para mejorar.

Mens sana in corpore sano. Nada nuevo bajo el sol.

 

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Photo by Isaac N.C. on Unsplash