Las redes sociales, qué antiguas suenan ya, nos permiten conectarnos con personas de las que quizá no conocemos su nombre, ni su edad, ni a lo que se dedican. En estos últimos años, muchos de nosotros hemos comprobado cómo las redes sociales se adueñan de nuestra vida y de nuestro tiempo.

Por otro lado, la pornografía es una realidad que se acerca al público con mayor frecuencia conforme pasa el tiempo. No suele aparecer de forma explícita en la vida diaria, sino escondida y sugerida en anuncios, películas o publicaciones de redes sociales como son Instagram, Snaptchat, Twitter o TikTok. ¿Hay riesgo de caer en el consumo de pornografía cuando utilizo las redes sociales?

Es habitual que las personas que refieren una pérdida de control en su propio consumo de pornografía, recaigan cada vez que pasan muchas horas navegando en internet realizando otro tipo de actividades que no son de tipo de sexual. Es decir, que la primera intención no es consumir pornografía, pero el navegar sin sentido a través de páginas web implica un riesgo de exposición a la pornografía. Entre los jóvenes de hoy en día la navegación se traduce, en pasar horas y horas en las redes sociales más populares.

Sensual, erótico o pornográfico

A lo largo de la historia de la publicidad se ha utilizado el cuerpo de la mujer, y del hombre, para realizar campañas publicitarias. Es un procedimiento sencillo y seguro para captar la atención del consumidor. Esta estrategia de marketing ha llegado a las redes sociales. Se puede observar en Instagram como varias blogueras y modelos publican imágenes sexualmente explícitas en bañador o ropa interior, cuyo fin es captar la atención de la mayor cantidad de usuarios posibles a través de un like o un view en caso de ser vídeo. El adolescente cuando observa los cuerpos semidesnudos de esas chicas, o viceversa, se produce en su cerebro una chispa de intensidad emocional que le llevan a una gran excitación sexual. Muchos pueden pensar que ese contenido no es pornografía, ya que esa fotografía no está realizada con el fin de provocar excitación sexual en los consumidores. Pero la realidad es que muchos adolescentes y jóvenes, a través de esas imágenes se excitan sexualmente y acaban en una pornografía más convencional.

También nos encontramos con tráfico de imágenes de carácter pornográfico a través de las redes. Es un fenómeno que se ha observado en los últimos años, sobre todo por medio de Snapchat, red social que consiste en subir una imagen que dura un corto periodo de tiempo y “desaparece” de la nube. A través de esta red, por ejemplo, el sexting se ha convertido en una actividad frecuente entre los más jóvenes Una encuesta realizada a 600 adolescentes afirmó que el 20% de ellos había practicado esta actividad a través de esta red social.

En los últimos meses ha crecido en popularidad la red social TikTok, una plataforma destinada a subir vídeos donde los protagonistas salen cantando, bailando, haciendo playback e invitándote a retos, challenges, de baile y movimiento. Pero cada vez son más los creadores que están subiendo porno a esta red social. Por ejemplo, nos encontramos con la famosa tiktoker, Bree Louise, una adolescente australiana que se ganó la fama en la red por sus bailes. Al cumplir 18 años comenzó su camino hacia el porno ya que decidió repetir sus bailes más populares sin ropa. Esto hizo que su comunidad superase el millón de seguidores y que se convirtiera en la primera estrella porno nacida en TikTok. La red eliminó su perfil por incumplir sus políticas de uso, pero ante una tiktoker con una comunidad tan grande, la censura no fue un problema y se llevó a sus seguidores a Instagram y Snaptchat, redes sociales que si le permitian subir su propio contenido hot.

La búsqueda de pornografía a través de buscadores como Google no requiere mucho trabajo, pero la búsqueda de porno en redes sociales requiere de un protocolo de búsqueda más específico, requiriendo mayor esfuerzo.

A parte de Snaptchat y TikTok, Instagram no se queda atrás, conforme su popularidad como red social sube, también lo hacen las imágenes sexualmente explícitas que se publican constantemente en distintos perfiles. Quedan atrás las imágenes de mujeres mostrando sus cuerpos semidesnudos. Un estudio recoge como varias cuentas de Instagram publican constantemente imágenes con contenido sexual explícito. Este tipo de vídeos xxx suelen tener una vida corta, el tiempo en la red suele ser de 12 horas a varios días. Es el tiempo transcurrido entre que se sube, alguien denuncia el contenido e Instagram procede a eliminarla. Como hemos dicho, el porno en Insta requiere de una búsqueda más específica: ¿cómo la encuentran los adolescentes?

Somos conscientes que explicar el modo de buscar porno en redes sociales puede tener sus peligros. Pero es realmente necesario que los adultos, sobre todo la generación que no ha crecido con redes sociales, conozcan el escenario en el que viven nuestros jóvenes.

Las puertas de entrada más frecuentes son:

  • Emojis: Frutas y vegetales o caras como las de un ángel o un diablo. Un guiño, una lengua o unas gotas de agua. Emoticonos de manos simulando gestos sexuales.
  • Hashtags: No encuentran pornografía con palabras directamente relacionadas como pueden ser #sexo o #porno. Basta con poner términos de contenido sexual básico en idiomas extranjeros. La función de búsqueda de Instagram, y de tantas plataformas, ofrece la opción “términos relacionados», que amplían la búsqueda a un territorio sexual desconocido. Otro acceso es, por ejemplo, a través de un hashtag de una ciudad cercana, y ver un listado de imágenes subidas por los usuarios, clasificadas con la etiqueta de sus respectivas ciudades. La mayor parte del contenido serán selfies de adolescentes junto a monumentos locales procedentes en su mayoría de Europa, Estados Unidos, India y estados árabes. A partir de esas imágenes pueden llegar a vídeos más subidos de tono: al clicar y acceder a los comentarios, encuentran hashtags que les dirigen a más material sexual y así viajar de hashtag en hashtag.
  • Cuentas Spam. Son perfiles robados a los que cambian la identidad utilizando en su mayoría nombres de países de Europa del Este. También pueden ser cuentas creadas por robots o robadas por ciberdelincuentes. Todas ellas las rellenan con contenido porno aunque en muchas ocasiones las robadas conservan las imágenes de la actividad inicial del usuario original. En la biografía se muestran emoticonos como los comentados anteriormente y un enlace. Al pinchar pueden acceder a diferentes servicios como un videochat con los actores del vídeo, a una página web de pago que vende el acceso a contactos de personas desconocidas o a vídeos de Youtube. En estos casos se trata de spam destinado a contratar un servicio o a aumentar la audiencia de determinados vídeos para ganar dinero a través de la publicidad.

Entonces, ¿nos encontramos frente a una nueva entrada al mundo de la pornografía? ¿Deberíamos estar más pendientes sobre el contenido que ven nuestros adolescentes en las redes sociales? La respuesta es sí. Dale Una Vuelta sugiere a madres, padres, educadores que den valor a las redes sociales y que sepan explicar a sus hijos e hijas la realidad que puede esconder lo que a veces no quieren encontrar.

Recuerda: internet es un mundo fantástico e imprescindible, pero también necesita moderación y orientación. Aprende para enseñar.

 

Fuentes:

ABC. (2018). IV Estudio sobre los usuarios de Facebook, Twitter e Instagram en España. Retrieved from https://www.abc.es/gestordocumental/uploads/internacional/Informe_RRSS_2018_The_Social_Media_Family.pdf

Anderson, L., Dingle, G., O’Gorman, B. & Gullo, M. (2020). Young adults’ sexual health in digital age: perspectives of care providers. Sexual & reproductive healthcare, 25. https://doi.org/10.1016/j.srhc.2020.100534

Arab, E. & Díaz, A. (2015). Impacto de las redes sociales e internet en la adolescencia: aspectos positivos y negativos. Revista medica clínica las condes, 26(1), 7-13. https://doi.org/10.1016/j.rmclc.2014.12.001

Bringué, X., & Sádaba, C. (2011). Menores y redes sociales (1st ed.). Madrid: Fundación telefónica. https://doi.org/S1094-6950(06)00241-1[pii]\r10.1016/j.jocd.2006.07.006

Drenten, J., Gurrieri, L. & Tyler, M. (2019). Sexualizaed labour in digital culture: Instagram influencers, porn chic and the monetization of attention. Wiley, 27, 41-66. https://doi.or/10.1111/gwao.12354

Göran, C., Åkerman, I. & Pribe, G. (2011). Frecuent users of pornography. A population based epidemiological study of swedish male adolescent. Journal of adolescence, 34, 779-788. doi: 10.1016/j.adolescence.2010.04.010

Jeri-Yabar, A., Sanchez-Carbonel, A., Tito, K., Ramirez-del Castillo, J., Torres-Alcantara, A., Denegri, D. & Carreazo, Y. (2018). Association between social media use (Twitter, Instagram, Facebook) and depressive symptoms: are twitter users at higher risk? International journal of social psychiatry, 0(0), 1-6. DOI: 10.1177/0020764018814270 journals.sagepub.com/home/isp.

Mañas-Viniegra, L., Núñez-Gómez, P. & Tur-Viñes, V. (2020). Neuromarketing as a strategic tool for predicting hoe Instagramers have an influence on the personal identity of adolescents and young people in Spain. Heliyon, 6. https://doi.org/10.1016/j.heliyon.2020.e03578

Poltash, N. (2013). Snapchat and sexting: a snapshot of baring your bare essentials. Richmond journal of law and technology, 19(4).

Prades, M., & Carbonell, X. (2016). Motivaciones sociales y psicológicas para utilizar Instagram. Comunication and Papers, 5, 27–36.

Reolid-martínez, R. E., & Flores-copete, M. (2015). Frequency and characteristics of Internet use by Spanish teenagers. A cross-sectional study. Archivos Argentinos de Pediatria, 114(1), 6–13. https://doi.org/10.5546/aap.2016.eng.6

Wolak, J., Mitchel, K. & Finkelhor, D. (2007). Unwanted and wanted exposure to online pornography in a national sample of youth internet users. Official journal of the american academy of pediatrics, 119(2), 247-257. DOI: 10.1542/peds.2006-1891.