Una de las variables que en todos los estudios se encuentra asociada a los problemas relativos a la vida sexual, como es el consumo perjudicial de pornografía, es la falta de formación sexual.

¿Por qué hablar ahora con nuestros hijos sobre sexualidad? Porque nuestros hijos están donde tienen que estar: en las aulas del instituto, en la calle, en las redes sociales, en los foros de adolescentes, en las fiestas con sus amigos…

Esas conversaciones demandan de nosotros estar bien preparados, usar el lenguaje adecuado, que ellos entiendan porque es el que utilizan; ser muy sinceros y claros, saber integrar la fisiología con la moral, las creencias con la libertad, lo posible con lo bueno, etc.

¿Y cómo debe ser la educación sexual? Cotidiana. La educación que se da en la familia no es igual que la de la escuela. Es una educación distinta porque es diaria, de 24 horas. Asimismo, es una educación que no está completamente estructurada, ya que surgen muchos temas de conversación: higiene, juego, deporte…y también surge el tema de la sexualidad; cada tema va emergiendo según las necesidades del momento. Además, en las familias los vínculos afectivos son distintos a la escuela, se espera que sean más estables, seguros y de mayor calidez.

Presentamos algunas recomendaciones para la educación sexual en familia:

1. La educación sexual implica educación emocional. En comparación al centro educativo, la familia es un espacio de mayor intimidad. Por lo mismo la educación sexual no queda restringida a lo biológico o a lo informativo. Al hablar de sexualidad con vuestros hijos es bueno conversar con ellos sobre las sensaciones y los sentimientos relacionados a la sexualidad.

Ideas prácticas:

  • Hablar de los afectos y emociones que son fuente de conocimiento, nos mandan   información.
  • Hablar de sexualidad sin mencionar los genitales. Incluir las emociones y ayudarles a reconocer sus propias emociones.
  • Ayudarles a expresar emociones.
  • Conversar y adentrarse en el mundo de las relaciones afectivas con sus iguales.

2. La educación sexual es particular. Los padres dan una educación que es útil en el ambiente propio en el que los niños crecen. Al mismo tiempo esa educación está pensada para cada niño de acuerdo a su historia, y características.

3. La educación sexual es abierta y natural. Es común que los padres se sientan algo incómodos o avergonzados al hablar de sexualidad, pero eso comienza a disminuir mientras más se habla de forma natural. Expresiones que se pueden utilizar: “Sé que da algo de pudor hablarlo”, “al principio sentimos un poquito de vergüenza, pero luego esa vergüenza desaparece.”Asimismo esas conversaciones deben dejar espacios de apertura, es decir, dar señales que la conversación puede continuar en ese momento u otro: “¿Tienes alguna duda más en que te pueda ayudar?”, “¿qué te parece lo que hemos hablado?”, “¿qué habías escuchado o sabías sobre eso?”, “recuerda que podemos hablarlo siempre que tengas curiosidad…”

Ideas prácticas:

  • Argumentar en positivo, sin enjuiciar.
  • Explicar o ayudar en orden a su demanda, a medida que ellos vayan preguntando.
  • Preguntar cómo se interpreta en su ambiente que haga algo o no. Por ejemplo, como le ven sus amigos si no ve porno.

 4. La educación sexual es educación valórica. Como padres, se enseñan reglas y normas para vivir respetuosamente en el mundo. De manera similar, se promueve que los niños aprendan a actuar según los valores que se les ha dado, y también cómo reparar los propios errores.

Ideas prácticas:

  • Hacerle sentir una persona valiosa.
  • Que no tenga miedo a darse a conocer, sin tener miedo a la intimidad.
  • Enseñar a atender sus necesidades sin necesidad de recurrir al sexo.
  • Aprender a decir no. Saber poner límites.
  • Enseñarles a que no tengan miedo a la soledad.
  • Que no necesiten buscar su identidad siendo rebeldes a través de la sexualidad.

5. La educación sexual es también educación no verbal. No sólo educamos con palabras, también educamos con el cuerpo, nuestras expresiones faciales, nuestra postura; y en especial, con el ejemplo. Somos referentes y modelos para los niños, que leen nuestro lenguaje no verbal con mucha habilidad, y pueden darse cuenta que algunos temas nos incomodan, sorprenden o asustan.

6. La educación sexual también es escuchar. Para saber de qué hablar con tus hijos, primero hay que escuchar para saber qué detalles les interesan de cosas que uno jamás explicaría. Ante una duda que te pueda escandalizar, es importante no entrar en pánico e intentar conectar con sus emociones y sentimientos en ese momento: curiosidad, preocupación, desafío, miedo, interés…

Ideas prácticas:

  • Estar presentes, disponibles, dar tiempo para hablar, momentos para encontrarse.
  • Que se pueda hablar de sexualidad en casa. Sin miedo. Animarles a hablar. No cortar las conversaciones cuando sean respetuosas. Dejar que hablen entre los hermanos y no intervenir en el momento.
  • Conoce por dónde se mueven tus hijos, con quién salen, videojuegos, series, internet, modos de vestir, música, bares, modas, viajes, gimnasios, playas…