El título del artículo requiere un breve comentario. Para empezar, los más posible es que no tengas jardín en tu casa. Normal. Solo era una manera de empezar: transmitir que desde la tranquilidad y seguridad de nuestro propia casa puede estar ocurriendo algo más, que ni nos imaginamos. No se trata de alarmar, no. Solo de informar y de tener en cuenta las enormes posibilidades de internet. El 5 de noviembre se celebró el Día internacional contra la violencia y el acoso escolar, donde se incluye también el ciberacoso. Una buena ocasión para repasar los diferentes tipos de acoso sexual que ocurren en la red y poner especial atención a aquellas amenazas que atentan contra los más jóvenes. 

El acoso ya no se limita a las horas lectivas, sino que se extiende al entorno privado y al mundo online (vejaciones por whatsapp, abuso en redes sociales etc.). Las víctimas, por tanto, cada vez se sienten menos seguras en la escuela y en la intimidad de sus casas.

Las consecuencias del acoso son numerosas, entre ellas destacamos algunas: la reducción de la percepción en la calidad de vida, la alteración del rendimiento académico, de las relaciones familiares y personales, e incluso en los casos más extremos, la aparición de ideas suicidas. A la gravedad de este fenómeno se añade el hecho de que la edad de adquisición de un smartphone es cada vez más precoz. Por lo tanto, es necesario que los padres y tutores conozcan los riesgos y amenazas online a las que se pueden enfrentar los jóvenes. 

Existen diferentes tipos de acoso online; sin embargo, en este post vamos a centrarnos en aquellos relacionados con el ciberacoso sexual. El objetivo de estas conductas es generar angustia, dolor y miedo en la víctima de manera recurrente y a través de los medios electrónicos. Además, el anonimato del agresor y la gran velocidad de transmisión, dificultan la detección de los culpables e incrementa el sufrimiento de las víctimas. 

  • Grooming. Es el proceso por el cual un adulto, utilizando medios digitales, presiona a un menor para obtener material sexual (imágenes, videos) de él o para abusar sexualmente de él. Esto es un delito tipificado en el Código Penal. No se trata de un asunto menor, de hecho, según el “Informe sobre Delitos contra la Libertad e Indemnidad Sexual del Ministerio de Interior” los casos de grooming han aumentado un 139% entre  2014 y 2017.
  • Sexting. Envío a un tercero de fotografías y/o vídeos con cierto nivel de contenido sexual, tomados o grabados por el protagonista, mediante el uso de medios digitales. Hay estudios en España que estiman que alrededor del 13.5% de los adolescentes lo practican. Uno de los mayores peligros de esta práctica es el robo y la difusión masiva de los contenidos que se han compartido en la intimidad.  
  • Sextorsión. En este caso, y a diferencia del anterior, el acosador, que tiene en su poder contenido sexual de la víctima, no lo emplea para su consumo personal, sino que lo utiliza para coaccionar y obtener así algún beneficio. Extorsión con material sexual.
  • Revenge Porn. En español, porno de venganza. Es la distribución de imágenes o vídeos sexualmente explícitos de individuos sin su permiso o consentimiento. Este tipo de ciberacoso se puede presentar en relaciones adultas (en caso contrario sería pornografía infantil) donde una de las partes graba las relaciones sexuales (con o sin consentimiento) y tras la ruptura las cuelga en la red para humillar a su expareja o intimidarla. Es una práctica que lamentablemente está cogiendo fuerza en los últimos años.

El ciberacoso sexual es un problema que se expande con la misma magnitud que lo hace la tecnología, y muchos acosadores han encontrado en las redes sociales la herramienta perfecta para llevarlo a cabo. 

A continuación ofrecemos unos consejos que podrían ayudar:

  1. Informar de los peligros que conlleva compartir contenidos sexuales por medio de dispositivos electrónicos (ordenador, móvil, tablet etc.)
    • Propio: podrías acabar siendo víctima de este ciber acoso.
    • Ajeno: compartir este contenido supone incurrir en un delito penal. 
  2. Controlar el contenido al que acceden los menores restringiendo páginas de contenido sexual. 
  3. Animar a las personas que han sido víctimas de cualquier tipo de acoso a denunciar estos actos. 
  4. Acudir a un profesional de la salud mental en caso presentar cualquier tipo de secuelas a causa del acoso.
  5. Educar, educar y educar. En un mundo digital, con todo al alcance de todo y de todos, es primordial que cada persona, desde que es niño, sea consciente de lo que significa una relación sana, el valor de la intimidad, cómo expresar las emociones, y el respeto por su cuerpo y el de los demás.

 

Referencias:

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