Como siempre en esta vida, hay gente a favor y en contra de cualquier tema. Cada uno tiene su propia experiencia, conocimiento y educación y, sobre todo, su libertad. Este posicionamiento también ocurre cuando hablamos sobre los beneficios o perjuicios que puede causar ver pornografía, de manera aislada o en pareja. Entre los defensores de hacerlo en compañía, los argumentos suelen ser de este estilo:

– “Es bueno para la salud porque ayuda al despertar sexual”.

– “Alivia el estrés, la ira y la ansiedad del día a día”.

– “Ayuda a la pareja porque demuestra una confianza e intimidad favoreciendo la comunicación y despierta muchas fantasías”.

– “Abre la mente, posiciones, juegos…”.

En realidad, según nuestra experiencia, se trata de razones –quizá interesantes en su planteamiento- pero poco realistas. La pornografía reprograma el cerebro, de manera que los consumidores se vuelven menos receptivos sexualmente a su pareja, aunque sean capaces de responder al estímulo de la pornografía.

En nuestra opinión, una relación sexual saludable implica comunicación, intimidad, donación, satisfacción,… entre las dos personas. El consumo de pornografía en la pareja, aunque parezca que puede llevar a lo contrario, habitualmente deriva en egoísmo y aislamiento, y sobre todo una desconfianza hacia la otra parte.

Además, según mucha gente que nos escribe, es fácil que conduzca a la insatisfacción, ya que retrata al sexo en pareja como algo complicado, casi como una técnica, que requiere un esfuerzo por lo artificial que a veces supone.

Confianza, intimidad, autoestima y dignidad

En definitiva, ofrecemos cuatro razones sobre el daño que puede provocar la pornografía en pareja:

  • Destruye la confianza. A veces, por un secretismo por una de las partes ante un cambio de actitud en la relación sexual.
  • Impide la intimidad emocional. Tener sexo será sinónimo de placer; hacer el amor incluye algo más, la conexión personal y emocional.
  • Disminuye la autoestima. Lo importante pasa a ser la apariencia física, el rendimiento sexual de la pareja y la propia.
  • Degrada a las mujeres. No siempre, pero es muy frecuente mostrar a las mujeres siendo dominadas y abusadas solo para su disfrute personal del varón.

La pornografía causa en los varones un aislamiento de su pareja, un menor interés en las relaciones sexuales normales, una menor apreciación de los valores afectivos y humanos de la mujer, y una concentración en el aspecto físico.

En el caso de las mujeres, ellas comienzan a sentirse poco atractivas o sexualmente insatisfechas, en algunos casos porque ellos las culpan de ‘estar muy cerradas a experiencias sexuales nuevas’ y, si es el caso, de ‘centrarse demasiado en sus hijos y no atender a las necesidades de sus maridos o parejas’, lo que desemboca tantas veces en sentimientos de tristeza y depresión.