Abrimos una ventana, en medio del confinamiento, al comentario de un estudio reciente en el que confluyen el aburrimiento e hipersexualidad, por medio de una revisión sistemática, realizado por Oliveira L. y Carvalho J. La hipersexualidad ha sido denominada a través de los años de distintas maneras, sin llegar a un consenso (adicción sexual, compulsividad sexual, impulsividad sexual e hipersexualidad) por la Asociación de Psicología Americana, que transmite sus conclusiones por medio del DSM. Sin embargo, en la última edición, el DSM-5 descartó la patologización del comportamiento sexual propuesto por el grupo de investigación liderado por Kafka.

A pesar de parecer paradójico, a lo largo de los años se ha observado que la hipersexualdiad está relacionada con las emociones negativas. Se conoce que la conducta hipersexualizada, responde a un mecanismo de defensa o de regulación de las emociones negativas, ayudándoles a recuperar una homeostasis emocional (es decir, un equilibrio emocional). No obstante, utilizar una conducta sexual repetitiva como mecanismo de defensa, puede generar un círculo vicioso.

No nos referimos al aburrimiento natural, esporádico, que incluso puede ser positivo. Aquí definimos el aburrimiento como un estado afectivo-psicológico o emocional transitorio, bajo un contexto percibido por el sujeto como no estimulante, repetitivo o monótono. Como sabemos, el aburrimiento tiene un carácter subjetivo, y a veces conlleva sensaciones de ansiedad (cansancio, dolor de cabeza, agitación, hiperventilación, etc.), malestar emocional o una acusada sensación de soledad.

La presencia excesiva de aburrimiento se ha considerado patológica, y se puede asociar con la depresión, desesperanza y soledad. Cabe recalcar, que el aburrimiento produce efectos más graves cuando hay una baja tolerancia a la frustración, efecto que se genera con frecuencia.

Para el estudio se revisó un total de 76 artículos. Y en cada uno se observan distinciones específicas, que podría explicarse por la muestra poblacional escogida o incluso metodología adoptada. Sin embargo, los resultados generales apuntan a que existe una relación entre el aburrimiento y la hipersexualidad.

El círculo vicioso de la dependencia

La variable ‘hipersexualidad’ se manifiesta en diversas conductas (consumo de pornografía, búsqueda online de una pareja sexual y masturbación). En algunos casos, se obtuvo que los sujetos respondían de forma similar (pérdida control sobre su impulso sexual), para evadir la tristeza y la soledad. Cabe recalcar, que hay evidencia sobre una respuesta de hipersexualidad provocada por la ansiedad que perciben las personas.

Nos encontramos frente a una realidad preocupante, con datos que reportan sobre la consumición de pornografía en un 70.8% de las personas que se sienten aburridas, que lo utilizan para regular sus emociones. Como se explicó anteriormente, este comportamiento puede generar un círculo vicioso de dependencia; en otras palabras, el remedio es peor que la enfermedad. La pornografía es una realidad aparente, una fantasía sexual que puede parecer liberadora. Sin embargo, su componente frívolo y engañoso, y por tanto verdaderamente atractivo, puede causar estragos en nuestra libertad y coaccionar nuestra percepción de la sexualidad.

 

Fuentes:

Chaney, M. & Chang, C. (2005). A trio of turmoil for internet sexually addicted men who have sex with men: boredom proneness, social connectedness, and dissociation. Sexual addiction & compulsivity, 12, 3-18. Doi: 10.1080/10720160590933671

Oliveira, L. & Carvalho, J. (2020). The link between boredom and hypersexuality: a systematic review. The journal of sexual medicine, 1-11. https://doi.org/10.1016/j.jsxm.2020.02.007