“¿Tú crees que la pornografía puede afectarme a la manera en la que me relaciono con los seres humanos? Ahora cada vez que veo a una mujer, solo me la imagino como un mero objeto, como algo que debo utilizar egoístamente para saciar mi placer , comentaba preocupado un paciente durante una psicoterapia el mes pasado…

Los tiempos han cambiado, las relaciones han cambiado, los seres humanos hemos cambiado. Muchos cambios a lo largo de la historia nos han ayudado a crecer, a sacar el máximo potencial de nosotros mismos. Sin embargo, durante la última década, en el ámbito de la sexualidad no sería muy acertado decir que vamos hacía un mejor destino.

Los adolescentes han escogido la pornografía como su principal fuente de información para aprender sobre las relaciones sexuales. A pesar de todo, la información, cursos y profesionales que tratan de ofrecer un modelo de educación sexual sano, son muchos, pero no suficientes.

Por otro lado, las familias, colegios y entidades públicas no parecen haber interiorizado este modelo ni la importancia de tratar en profundidad este tema para conseguir grandes cambios a largo plazo.

Una de las grandes consecuencias en dichos jóvenes es la distorsión que sufren al iniciarse en las relaciones sexuales, con patrones de conducta aprendidos que se basan cada vez más en la degradación de la mujer, en la exclusividad del placer del hombre y en las relaciones de dominancia y sumisión.

¿Qué podemos hacer?

Desde Dale Una Vuelta pensamos que la resignación es la respuesta menos correcta. Aunque la situación es compleja y alarmarte, también es importante mandar un mensaje positivo: los niños son capaces de aprender sobre su sexualidad de una forma saludable si nosotros somos capaces de elaborar un contenido de calidad, diferente y enriquecedor.

Quienes nos dedicamos a cuidar el bienestar sexual de la población, tenemos la responsabilidad de seguir con este mensaje, por muy repetitivo que parezca, y crear nuevos programas, así como reinventarnos en el campo de la educación afectivo-sexual.

En definitiva, debemos seguir educando. Entre todos.