Lorenzo tiene 13 años y se encuentra en pleno desarrollo de su cuerpo, de sus emociones, de sus creencias, de sus valores y de su sexualidad. Todos los días desde su teléfono móvil, accede a material pornográfico en internet, donde pasa las tardes observando vídeos en los que se incluyen todo tipo de prácticas sexuales explícitas.

Lorenzo podría ser cualquiera del 81% de los niños de entre 13 y 18 años que afirman haber observado pornografía como conducta normal, según un artículo publicado en The Guardian el pasado mes de septiembre. En dicho artículo, Allison Havey autora del libro Sex, Likes and Social Media afirma que los 11 años es la edad media del inicio del consumo de pornografía.

El mundo de la pornografía ha evolucionado de forma vertiginosa en las últimas décadas, actualmente esta nueva industria cuenta con 144 millones de plataformas online con contenido pornográfico, que reciben 44 millones de visitas diarias, según afirmó Óscar Tokumura (La pornografía on line) en una entrevista reciente.

Sin embargo, los profesionales dedicados al ámbito de la sexualidad observamos una gran dificultad a la hora de entablar este tipo de conversaciones con los más pequeños en las estructuras familiares. Se ocultan, evitan, por tratarse de temas tabú, debido al miedo o vergüenza que puedan generar. Se dificulta el desarrollo de una sexualidad sana e íntegra que permita un conocimiento adecuado sobre el organismo, las emociones, la afectividad o el placer.

Aquí es donde la pornografía entra en juego, convirtiéndose en el educador o modelo principal de los jóvenes para las relaciones sexuales. Se muestra a nuestras nuevas generaciones un material audiovisual producido por una industria pornográfica que mueve millones de dólares y que lejos de servir de guía para un conocimiento más enriquecedor acerca de las relaciones sexuales, impone una manera sesgada y pobre de entender el encuentro sexual.

Crear unas expectativas irreales sobre el sexo y despojarlo de todo componente afectivo, puede hacer mella -a posteriori- en la salud sexual de las personas produciendo diversos problemas.

 

Alejandro Villena, psicólogo y experto en sexualidad.